Increíble. Ahora resulta que soy un viejo inútil, un ser innecesario para la sociedad, un hombre prescindible porque no produzco nada, no pago impuestos, y represento más una carga que un aporte a la sociedad en la que me ha tocado vivir.
Resulta, también, que por el ingenio del nuevo gobierno, comandado por un joven que canta y baila y juega fútbol mejor que cualquiera que lo haya antecedido, la política para personas como yo es la del exterminio. No que me vayan a llevar al paredón, ni más faltaba, sino que se me decreta la desaparición por indiferencia, por enfermedades impagables, por hambre, por incapacidad de asumir mis gastos y un bienestar que ya no estará ni en mi diccionario.
La ampliación de tributos como pensionado disminuirá mis ingresos y mermará mi capacidad de compra hasta de los más indispensables productos cotidianos. Como soy un viejo inútil, que no produzco plusvalía para ganaderos y empresarios más allá de comprarles los productos de la canasta familiar (será bolsita familiar) entonces lo mejor es que vaya desocupando el espacio mínimo que ocupo sobre la madre tierra.
Ya lo dijo el actor argentino Gerardo Romano: “Los jubilados que están muy viejos deberían ser sacrificados”. Lo hizo en una entrevista en mayo de 2018, quizás haciendo eco a las palabras de la flamante directora del Fondo Monetario Internacional, Cristine Lagarde, que desde la brillantez de su cabellera blanca (pintada por supuesto, ni más faltaba fruto de la edad) sentenció que “los ancianos viven demasiado y ese es un riesgo para la economía global. Tenemos que hacer algo, y ya”.
Y lo están haciendo. Sobre todo en nuestro adolorido país, donde el sometimiento y la obediencia a los entes internacionales es total. Subir la edad de cotización para que se tengan menos años de disfrutar lo ganado, también para que sean menos personas las que puedan lograr la pensión de ley; ejercer todo tipo de presión para que las empresas impidan el logro merecido de la jubilación, despidos injustos, por ejemplo, contratación temporal, y otros perendengues.
Ahora martillan en los medios de comunicación que los pensionados no pagamos impuestos y somos improductivos. Que es necesario que paguemos alguna vez este privilegio.
¿Acaso no pagamos el IVA a diario en las compras que hacemos? ¿Acaso no pagamos impuesto predial, impuesto de movilidad, seguro obligatorio del carro, impuesto de valorización, salud personal y otros (que no sabemos para quiénes son)?
¿Acaso no pagamos también servicios públicos (los más caros dentro de los países latinoamericanos)? ¿Acaso no pagamos peajes mientras las carreteras continúan destrozadas y los puentes colapsan por mal hechos?
Gracias gobierno. Gracias Cristine. Tienen razón. No más viejos inútiles. Por substracción de materia, como decía mi profesor de literatura.
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