Libia, un peldaño más

El primero de septiembre de 1969, hoy hace exactamente cuarenta y dos años, un grupo de militares destronó al rey Idris y se apoderó de Libia.

Entre ellos estaba un joven abogado, de origen Beduino, Muamar Gadafi, quien se convirtió en el llamado “Guía de la revolución” y proclamó un estado socialista, con algunas particularidades y muy pronto este país, que posee una de las mayores reservas de petróleo del mundo, aumentó su PIB hasta ser el más alto del África. Gadafi nacionalizó la industria petrolera, los bancos, las empresas privadas y se hizo líder de los llamados países no alineados.

La forma particular del socialismo impulsado por Gadafi y su lucha por lograr la unificación de los países árabes lo ubicaron en la mira de los Estados Unidos como un terrorista que financiaba grupos extremistas. La administración Reagan intentó destronarlo y en el año 1986, bombardeó al país y asesinó población civil, entre ellas a Hana, hija del jefe libio. Ante los fracasos por eliminar al líder, se le aplicaron sanciones económicas y trataron de aislar al país africano del contexto mundial. Mientras tanto Gadafi realizaba cambios en su política internacional y con los años  lograba un aparente acercamiento a Occidente y modificaba su intención de unificar a los árabes para dedicarle  mayores esfuerzos al fortalecimiento de las alianzas africanas.

La compleja situación que vivía Libia en los inicios del 2011, cuando se dan los estallidos de los movimientos de Túnez y Egipto, hacen que se reinicien las luchas de grupos de liberación, esta vez  azuzados por  la OTAN, como mediadora norteamericana y estalla esta revuelta que ha llevado a los rebeldes a la toma del país, gracias a la intervención directa con bombardeos y apoyo logístico a los rebeldes. Esgrimiendo la altruista consigna de la ayuda humanitaria ante la crueldad de Gadafi, las fuerzas de la UE y de los Estados Unidos intervienen descaradamente en el conflicto interno libio, luego de las revueltas populares  en sus dos países vecinos. El control de la región está en peligro y por eso actúan directamente.

Con la complicidad  de los medios de comunicación occidental, han presentado a Gadafi como el monstruo que quiere destruir a la humanidad (aunque tampoco es un ángel). Inclusive repiten imágenes simbólicas, como el derrocamiento de estatuas (igual sucedió con Hussein), para esconder la verdad y aparecer como salvadores, pues se trata de otra guerra orquestada por los Estados Unidos para adueñarse de un país petrolero, al imponer gobiernos títeres, utilizando de paso la ingenuidad política de grupos de libios que creen en la democracia  occidental y permiten la intromisión foránea, cuando debe ser el propio pueblo libio quien decida su destino.


Credito
LIBARDO VARGAS CELEMÍN

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