El Taller Nativo tiene una particularidad, sus integrantes vienen de distintas visiones de la creación: comic, ilustración, literatura, diseño gráfico y cine. Se han concitado en un espacio que les permite articular los mecanismos expresivos y han realizado una propuesta el año anterior al Ministerio de Cultura que les valió una beca para la edición de una antología de cuento, libro que precisamente fue lanzado la semana anterior.
“La letra con sangre entra” es un conjunto de doce cuentos que intentan contrastar sus experiencias torturantes que vivieron en el pasado con la literatura en el aula y proponer una prosa ágil, llena de imágenes fragmentadas que cuentan historias de la cotidianidad, sin pretensiones de trascendencias y solo en busca de, como lo afirma en el prólogo Carolina Uribe Salas, “recuperar el goce perdido” que quieren compartir con un público joven y entrenado en la cibercultura,.
El taller de escrituras creativas dirigido por Mauricio Romero tiene muy claro que si quieren proyectarse en el medio, no basta con ser creativos, sino que deben asumir la producción de textos y competir en una sociedad donde la ilustración de los mismos resulta ser el complemento ideal, como lo fue en el pasado el comic, que abrió las puertas para que muchos penetráramos en el mundo fascinante de los libros.
La ilustración más que un adorno o un esfuerzo por posibilitarle al lector la comprensión del texto, es un desafío en el que se trata de lograr una visión complementaria del contenido o una interpretación por parte del artista que hace uso de las líneas, el dibujo y los colores para motivar a un lector encasillado en la concepción estrecha de que si no hay grafías, el texto se torna monótono, denso, inasible para los jóvenes lectores, pero si hay ilustraciones, así sean ininteligibles, hay la posibilidad visual del descanso y la recreación.
Humberto, Mauricio, Laura, Camila; Jorge Humberto, Juanita Alejandra, Roberto, Andrés, Billy, Juan Carlos y Carolina, constituyen una “camada” de exponentes de las letras y de la imagen que se consolidan en un grupo y han lanzado una antología de cuento para rechazar la consigna de la pedagogía tradicional que planteaba que “La letra con sangre entra”, mientras que ellos proponen que las historias con imágenes se quedan más fácilmente en la memoria de los lectores.
Cada que aparece un libro, gestado por las mentes creadoras que habitan este Valle de las Lanzas, experimento una grata sensación al ver crecer la bibliografía regional, sobre todo si se trata de jóvenes que han decidido experimentar con la palabra y la imagen, en busca de nuevos lenguajes que les permitan expresar sus visiones de la realidad.
Credito
LIBARDO VARGAS CELEMIN
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