Chávez creó en la Constitución de 1999 la República Bolivariana de Venezuela, consolidó un modelo económico de capitalismo de Estado, un Estado que desde comienzos del siglo XX ha vivido de la renta petrolera, criticado por algunos por sus resultados macroeconómicos, pero igualmente elogiado por el resultado de sus políticas sociales –explicación de la fuerte base social popular del chavismo- y especialmente las llamadas Misiones –mecanismo de ejecución de su política social- a través de las cuales logró llegar a sectores sociales tradicionalmente excluidos de los beneficios de la renta petrolera de la cual se beneficiaban las élites tradicionales –el anterior sistema de partidos venezolanos, AD y COPEI colapsó en las aguas de su propia corrupción-. Logró, después del golpe militar que por unas horas le dieron sus adversarios en 2002, consolidar una influencia muy grande en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, consiguió, después de varios intentos consolidar un partido político, el Partido Socialista Unificado de Venezuela, el PSUV, que recogiera la mayoría de las fuerzas políticas que apoyaban su gobierno y para todo ello fue fundamental su alianza estratégica con Cuba. Igualmente promovió a nivel de Latinoamérica su proyecto del ALBA para contraponerlo al ALCA liderado por Estados Unidos con quien mantuvo una relación de mucha tensión política pero una adecuada relación económica, funcional a los dos países. Con su diplomacia petrolera –que ha caracterizado la política exterior venezolana a lo largo de su historia- logra una influencia muy importante con Petrocaribe en una decena de países del Caribe insular y Centroamérica. Igualmente se convirtió en un nuevo referente para la izquierda latinoamericana con sus propuestas del llamado ‘socialismo del Siglo XXI’.
No hay duda que Nicolás Maduro será elegido Presidente en propiedad de los venezolanos en el próximo mes, no sólo porque es el candidato del PSUV, sino porque fue ungido por el propio Chávez como su sucesor y el impacto emocional de su muerte está demasiado fresco en la mente de sus seguidores. Pero el desafío es si Maduro logra consolidar un liderazgo propio y especialmente si consigue conformar un equipo de gobierno que represente las diferentes tendencias dentro del chavismo y sea capaz de gestionar de manera adecuada las políticas económicas y sociales y especialmente mantener una adecuada relación con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana que es un factor de poder real en la Venezuela Bolivariana pos chavista. No hay duda que el Presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, el actual canciller Elías Jaua, el gobernador Adán Chávez y la veintena de gobernadores del PSUV son un equipo de dirigentes con los cuales debe concertar y armar su equipo de gobierno y por supuesto no es un desafío fácil. No es previsible, en principio, ningún cambio en la política exterior, ni el debilitamiento de la alianza estratégica con Cuba y las reservas petroleras venezolanas –las más grandes comprobadas del mundo- seguirán siendo el eje de la economía del país vecino.
En el gobierno de Nicolás Maduro se definirá si efectivamente el proyecto chavista se mantendrá en el poder durante un ciclo largo con un PSUV unificado y sólido, un respaldo de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y una base social popular en crecimiento, o si por el contrario comienza a fracturarse en tendencias y termina siendo remplazado en el gobierno por una coalición novedosa de fuerzas políticas que recojan sectores de los que hoy están en la oposición y sectores del chavismo.
Terminó su ciclo vital el Presidente Hugo Chávez y deja unos legados, pero igual deja a sus sucesores una serie de desafíos.
Credito
ALEJO VARGAS
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