Los intereses nacionales deben ser la guía para la política exterior, la económica, la de seguridad y defensa y el referente de la acción del Estado y por consiguiente un elemento de unidad nacional.
En nuestro país, infortunadamente no hay claridad acerca de cuáles son esos intereses nacionales, entre otras cosas, porque nunca ha habido un ejercicio deliberado de definición de los mismos.
Pero quizá esto tiene que ver igualmente con la debilidad de los elementos de identidad nacional –al contrario tiende a existir muchas más fuertes identidades regionales-.
Algunos consideran que los intereses nacionales se identifican con la Constitución Política y hay que responder que no; aunque por supuesto la Constitución es un elemento básico a tener en consideración cuando se definen los intereses nacionales.
Probablemente la dificultad de tener políticas públicas de continuidad, lo que algunos denominan políticas públicas de Estado, tiene que ver, entre otras razones, con la inexistencia consensuada de cuáles son los intereses nacionales de nuestro país en un mediano plazo.
Y esto no sólo se refleja en la dificultad de muchos mandatarios, tanto en lo nacional, como en lo regional y lo local, de mantener políticas públicas que pueden dar resultados positivos a mediano y largo plazo.
¿Realmente hemos tenido una política de protección de nuestras fronteras desde la separación de Panamá, a comienzos del Siglo XX? o por el contrario situaciones presentadas como en el caso de los islotes de Los Monjes en las relaciones con Venezuela, o el problema que se nos ha presentado ahora con el fallo de la Corte de La Haya a propósito del mar territorial en el Caribe en la demanda de Nicaragua, para mencionar incidentes relevantes, ¿no están asociados a la inexistencia de claridad acerca de los intereses nacionales? ¿Hemos tenido en algún momento una clara política de defensa y desarrollo fronterizos?
Pero algo similar ha sucedido con la política económica; después de casi un siglo en que tuvimos una economía altamente dependiente del café, hicimos el tránsito a otra basada en la exportación de materias primas de tipo energético y luego a las llamadas políticas de apertura de la economía al mercado internacional, ¿pero tenemos en los últimos decenios sectores estratégicos claves alrededor de los cuales se articule el desarrollo de nuestro país?
Igual sucede con nuestra proyección como país suramericano de nivel intermedio, tenemos ámbitos geoestratégicos en el área andina, en el Caribe, en el Pacífico, en la Amazonia y realmente nunca hemos definido una política exterior en cada uno de esos campos y pareciera más bien que andamos al ritmo de lo coyuntural.
Seguramente hemos gastado muchas de nuestras energías nacionales en el último medio siglo tratando de resolver nuestros enfrentamientos violentos como la violencia liberal-conservador, la violencia derivada del narcotráfico y todavía estamos tratando de hacerlo con el conflicto armado interno. Eso probablemente ha dificultado definir una política de Defensa Nacional, que sin ser agresiva, sí envíe un claro mensaje disuasivo a nuestro entorno.
Una prioridad nacional debe ser definir claramente nuestros intereses nacionales para esta primera mitad del siglo XXI.
Postdata: Qué gran alegría nos ha dado a todo el país la Selección Colombia de fútbol al clasificar al Mundial de Brasil, pero sobre todo al mostrarnos que inclusive teniendo un resultado adverso, es posible recuperarse de las dificultades y levantar cabeza, cuando se ha definido el norte, el objetivo de clasificar entre los mejores.
En el campo de la política de relaciones internacionales, así como en el de la seguridad y defensa, es claro que los países y sus Estados deben actuar en función de defender los intereses nacionales; pero igualmente debe ser claro que la definición de éstos, en una democracia, debe ser producto de grandes acuerdos nacionales.
Credito
ALEJO VARGAS
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