En una sociedad como la nuestra en la que la avidez de emociones se incrementa durante las festividades de Navidad, la noticia del cese unilateral e indefinido al fuego y de hostilidades declarado por las Farc será seguramente muy bien recibida en varios sectores de la opinión. Y claro está también de la política, donde para algunos partidos será una sorpresa que contiene un “hueso duro de roer”.
Ahora bien, sería mera elucubración tratar de escudriñar las verdaderas intenciones personales detrás de la decisión de los jefes de las Farc. Sin embargo, conviene recordar que para la ideología marxista- y las Farc como organización aún conserva una buena dosis de ella- la praxis es el criterio de veracidad. Es decir, para ellos es verdadero solo aquello que funciona en la práctica, una especie de utilitarismo de izquierda. Y en esta dirección habrían calculado: “si la paz concita la opinión pública con especial fuerza en Navidad, debemos aprovechar para mostrarnos más pacifistas que el Gobierno”.
Y en ese sentido, el utilitario, hay que decir que realizaron una maniobra política que tiene la potencialidad de dejar en sus manos la iniciativa político-estratégica, si el Gobierno no
reacciona con una maniobra política de más alto calado que produzca un impacto real.
Observemos algunos aspectos del contexto político-estratégico que vienen en este momento a la mente, los cuales, a no dudarlo, fueron tenidos en cuenta por los jefes de las Farc. En lo internacional el comienzo del fin del embargo de EE.UU a Cuba y la publicación del informe de torturas por parte de la CIA; la reunión bilateral entre Santos y Correa donde este declaró que la paz en Colombia era la gestión más importante en el subcontinente, y el papel en pro de la paz que ha venido jugando Unasur.
En lo nacional, el impacto político que lograron con el desenlace del secuestro del general Alzate; un “éxito” más de las operaciones militares ofensivas en el Meta; el Presidente Santos declarando que la paz se está logrando gracias a la acción de las FF.MM. y la marcha de sectores afines al uribismo por la “paz sin impunidad”.
Lo cierto es que con la decisión en comento las Farc están jugando ajedrez con varios propósitos entre los que cabe destacar cuatro: 1. aminorar la asimetría moral con el Estado y si este se sigue descuidando, lograr la percepción de que ellos son superiores, lo cual tendría réditos políticos. 2. Demostrar que tienen más voluntad que el Gobierno para llegar a la paz. 3. Ablandar la opinión pública en vísperas de acometer de lleno la verdad, justicia y reparación a las víctimas en el marco de la justicia transicional. 4. Avanzar para el logro de un “armisticio”, lo que de manera concreta los colocaría en posición simétrica frente al Estado.
Está pues en manos de los tomadores de decisión en el Estado jugar más ajedrez y menos póker, de lo contrario podrían venir más sorpresas estratégicas.
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