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José Porras recibió la alternativa en España, pero para llegar a ser torero profesional, sufrió, aguantó cornadas, lavó platos y triunfó. Durante su vida también ha sido empresario, cocinero, emprendedor y tiene su propia marca de vino de la Rioja.
La pasión de José Noé Porras Cruz, como fue bautizado en la iglesia de Anaime, ya que nació en la vereda Recreo Alto de dicho corregimiento de Cajamarca, llegó siendo muy pequeño, pues cuenta que al ganar el cuarto grado de primaria su tío Alejandro lo llevó a una novillada en unas fiestas.
Continúa su relato mientras se acomoda en uno de los muros de la Plaza de Toros Pepe Cáceres, recinto que fue inaugurado en Ibagué el 15 de diciembre de 1985 en honor al matador más grande que tuvo el Tolima y en el que ambos toreros alternaron y triunfaron.
Con la violencia de mediados de la década del 50, se fue a vivir a Bogotá y cuando ganó Quinto grado de primaria, esta vez su hermano mayor, Lucas, lo invitó al Teatro Lux a una función doble, la primera película era Los Diez Gladiadores y la segunda, la que lo terminó de marcar, Tarde de Toros, en la que aparecían los maestros Domingo Ortega, Antonio Bienvenida y Enrique Vera.
“Aquello me cambió la vida, yo no quería trabajar el campo, y como no podía ser gladiador, me llamó la atención ser torero. Así que en Bogotá averigüé dónde podía aprender y saber si era capaz de estar frente a un toro, aguantar el tirón, correr el riesgo”, cuenta.
En el Parque Nacional conoció a Gerardo Márquez y a Fabio Serrato, así como una cantidad de toreros de la época, ya estudiaba de noche y de día era mensajero en una empresa de arquitectos.
Luego conoció a Paquito Céspedes quien creyó en sus aptitudes, lo llevó a corridas de pueblos y como vio en Porras gran potencia, le presentó al primer matador que tuvo Colombia, José Pulido Rey, quien tomó la alternativa en Gerona.
Con Pulido Rey se puso de frente a su primer cebú criollo, en Tolemaida, y como pudo se defendió y se dio cuenta que sí podía estar frente a frente con un toro; de esa manera lo empezaron a llevar como novillero a varios rincones del país.
Su primer ganado de casta lo toreó en una gira por Córdoba, pues estuvo en Cereté y Montería, allí, según cuenta José Porras, lo apoyó su amigo Noel Petro.
Se hizo profesional en la plaza de toros La Macarena de Medellín luego de cortar una oreja a un novillo del Socorro, su debut en Bogotá fue en 1970 donde tuvo la fortuna de ser novillero triunfador,
Toreó nueve tardes en La Santamaría, de allí saltó a La Monumental de Quito donde salió en hombros, estuvo en Ecuador, en Perú lidió en la plaza de toros de Lima y en la de Trujillo; al ver que era reconocido, decidió saltar a España.
En España
Sin dinero, pues era poco lo que ganaba en su giras, empezó a pedir ayuda, Alberto Santofimio, quien era presidente de la Cámara de Representantes, le dio unas tarjetas para que llamara a Sabas Pretelt, entonces presidente de Avianca, así como al gerente de Iberia, pero no surtió efecto.
Finalmente se fue en la flota mercante Gran Colombiana, como polizón autorizado y coincidencialmente en el buque Ciudad de Ibagué, así llegó al puerto de Rotterdam (Holanda) y de ahí en el Tren Puerta del Sol hasta Madrid.
En Bilbao, encontró a Enrique Calvo ‘El Cali’, a Leonidas Manrique y otros toreros que buscaban la manera de sobresalir, corría el año 1977.
“Como tenía facilidad para las banderillas, era novillero banderillero, así que el señor Francisco Pérez Cañones, me mandó por los pueblos porque yo funcionaba, incluso me llevaron a Albarreal de Tajo, debutó con picadores de Ciempozuelos y ya ganaba pesetas.
Pero llegó el infortunio, sucedió en la provincia Toledo, exactamente en el municipio Valmojado.
“Banderillando un toro de Miguel Higuero me pegó una cornada en la axila derecha, me cogieron 120 puntos, me partió la clavícula, me rompió el escroto, me desbarató. Duré un año con el brazo pegado, casi me lo arranca, quedé invalido, tirado, sin ayuda de nadie”, recuerda José Porras.
Un año después, Jerónimo Pimentel lo regresó a Colombia en un avión en el que transportaban ganado bravo para el doctor Ernesto González, para los hermanos Garzón, Fermín Sánchez y a Pepe Cáceres.
“Venía rodeado de vacas, lleno de mierda hasta Barranquilla, en un avión ruso sin brújula, llegué sangrando porque me tocaba ayudar y se me descosieron unos puntos”, narra.
Cuando se sintió en condiciones de volver al ruedo y era recordado porque triunfó en La Santamaría, lo anunciaron como la reaparición después de estar un tiempo en España. Cuenta que no sabía si le iba a ir bien y que venía derrotado y herido de España.
“Reaparecer en La Santamaría era para mí, dar un triple salto mortal, porque no sabía si podía torear, pero reaparecí y toreé una novillada muy interesante, corté la oreja, triunfé, me volvió el alma al cuerpo”, dice mientras mira fijamente hacia un sector de la plaza de toros Pepe Cáceres.
José Porras regresó a España, esta vez con más experiencia e inició una campaña intensa de preparación, para finalmente el 14 de agosto de 1981, en la ciudad Motril, en Granada, tomar la alternativa de manos de su padrino el torero Palomo Linares y como testigo José Marí Manzanares.
“Dios está conmigo, y ese día corté dos orejas y un rabo, me sacaron en hombros, fui el triunfador de la tarde”, rememora mientras sus ojos se ponen muy expresivos.
Triunfó en su tierra
El maestro Pepe Cáceres lo trajo a Ibagué, la primera vez que toreó en el recinto fue junto con Enrique Calvo, Jairo Antonio, Pepe Cáceres y César Rincón.
Fue el primer torero que indultó un astado en la Capital Musical, sucedió un 24 de junio de 1985, en plenas fiestas sanjuaneras. Con todo el reconocimiento se lanzó a una nueva gira por España, Francia y México.
En 2002 el cuerpo de José Porras empieza a pasarle factura, había sufrido una voltereta en Palmas de Gran Canaria y volvió a sentir los dolores de aquella cornada que casi lo deja lisiado, a veces en el campo o donde los amigos se pone otra vez detrás del capote para recordar sus tardes de gloria.
Por la ciudad
José Porras no duda en decir que ama su tierra, y quiere, antes de morir, volver a ver en la plaza de toros ferias y exposiciones para lo que fue creada, acoger eventos que sirvan también para mostrar las mejores especies en todos sus grados.
“Tengo un grupo de amigos que puede invertir para recuperar el escenario y devolvérselo a la ciudad, no me quiero morir ni desaparecer sin que esto vuelva a ser para lo que fue construido, la Corte Constitucional lo permite, el fallo ha dicho que en las fechas tradicionales aquí se pueden dar toros en julio.
“Aquí, este espacio, en lugar de tenerlo lleno de chatarra, podríamos tener un centro artístico musical para que los artistas de la Ciudad Musical tengan dónde estar tranquilamente sin problemas, ensayar. Ahora vivo en España y eso no quiere decir que deje de ser tolimense y deje de pensar en mi tierra, quiero aportarle a la ciudad algo de lo que hice y con lo que estoy agradecido, yo aquí salí en hombros, di la vuelta como empresario y ganadero”, apostilló José Porras.
Con marca propia
Barón de Anaime es un vino tinto de La Rioja, que registró José Porras ante el Consejo Regulador del norte de España, su nombre es un homenaje a la tierra que lo vio nacer. Es un vino de denominación de origen, 13 grados de alcohol, con vista rojo rubí capa media con reflejos granates, el cual es ideal para acompañar con carnes rojas a la brasa, guisos de caza mayor y carpaccio. Es embotellado por bodegas aromas de Rioja.
Como empresario
Al morir Pepe Cáceres, luego de una cornada en Sogamoso, la plaza de toros quedó a manos del español Manolo Lozano, pero al ver que por momentos este desaparecía, Armando Gutiérrez Quintero le propuso a José Porras ponerse al frente de la administración del lugar.
De esta manera, y con su empresa JP Espectáculos trajo a César Rincón, Ortega Cano, Julián López ‘El Juli’ y otros grandes exponentes del mundo.
En esa plaza, ubicada en el barrio Las Ferias de Ibagué, también llevó por primera vez a Darío Gómez Zapata como líder de Los Legendarios, a Luis Alberto Posada y Helenita Vargas.
“Traje a Raphael, presenté a Antonio Aguilar, a Flor Silvestre, estuvieron Los Visconti, Los Rayos de México; se apoyó el turismo en esta zona, por eso ahora que entré algunos dueños de tiendas me saludaron y pensaron que si iba a retomar la plaza”, contó.
Pero al llegar otras alcaldías, estos trajeron nuevos administradores, incluso uno de ellos contrató a Camilo Llinás, quien manejaba La Santamaría, algo que no gustó, pues no contrataba a los músicos locales sino a la Banda de Músicos de Bogotá.
Con el primer mandato de Rubén Darío Rodríguez, este alcalde lo volvió a contratar, pero con la llegada de Jorge Tulio, cuenta el matador de Anaime que “Me sacó ‘pitado’ de acá y le dio la responsabilidad a Dayro Chica y a José Rosso Soler.
“Así que note que había desgaste, que no era querido en mi tierra y me fui para la plaza de toros El Bosque en Armenia donde llevé a ‘El Juli’, a Pedrito de Portugal, Juan Antonio Estrada, Gitanillo de América, hasta que se cayó una parte de la plaza por el terremoto”, dijo.
Faceta gastronómica
En una temporada que vivió en España, durante un invierno y cuando era novillero, José Porras llegó a Islas Canarias y empezó a trabajar en el restaurante Castillo de San Felipe, allí tuvo que ganarse la vida lavando platos, pelando papas y, cuando podía, se asomaba a la cocina para aprender.
En 2013 abrió en Ibagué el restaurante Casa España, estaba ubicado en el barrio Belén, diagonal al Museo de Arte del Tolima.
“Sé preparar muy bien la paella, langosta thermidor, cocido madrileño, coctel de langostino. Tuve en España el restaurante Sándalo. Ahora solamente cocino para mis amigos y cada grano de arroz que preparo va dedicado a la paz y solidaridad.
“No soporto un paisano, un torero o músico aguantando necesidades, me he embarcado en aventuras y ayudé junto con Tolima Stéreo y EL NUEVO DÍA a rendir el homenaje a Pedro J. Sánchez, porque somos ingratos, acá no se acuerdan de Pepe Cáceres, no se acordaban que Pedro J. hace 55 años hizo vibrar a Ibagué con la Vuelta a Colombia”, concluyó.
Dato
Otra etapa de la vida que tuvo José Porras fue importar desde la península ibérica el aceite de oliva virgen extra Puente Sierra; además del Vinotinto de Rioja, Viejo Ducado.
Dato
El nombre José Porras aparece en el tomo 12 de la Enciclopedia Taurina del Cossío.
Frase
"Los toreros no maltratamos, desarrollamos un sentimiento artístico de un espectáculo que es fuerte y riesgoso, si esto no fuera arte, ni Goya, ni Picasso, ni Dalí, ni Botero hubiesen plasmado su tauromaquia. Tampoco García Lorca, los maestros Rodrigo, Joaquín Sabina, Fernando Sánchez Dragó hubiesen escrito tantas cosas bellas. No existirían los pasodobles hacia los toros", José Porras.
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