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La emotividad con que Emiily Sharid Alba Castro tocó la campana del servicio de oncología pediátrica del hospital Federico Lleras Acosta llenó de aplausos y esperanza de vida a quienes presenciaron el día que esta niña de siete años de edad venció el cáncer.
Fue un momento de lágrimas, pero de alegría, pues su madre Angie Nathalia Castro ofreció unas palabras a los asistentes que demostraron que con amor, ganas de vivir y la atención médica, su hija volverá a correr, a jugar, a estudiar.
La historia de Emily inició cuando ella apenas tenía cuatro añitos, ingresó al hospital Federico Lleras Acosta por un ganglio que se le había inflamado, y debido a esto tuvo que estar un mes hospitalizada, hasta que llegó la noticia que iba a cambiar la vida de su familia.
Ese día, según cuenta Angie Nathalia fue el peor en ese momento, los exámenes indicaron un tumor en la cabeza, la niña tenía cáncer.
Pero los problemas no pararían allí, pues ellas venían de un pueblo y esto llenó de más preocupación a la progenitora, no había dónde dormir, recibir alimentos y la palabra cáncer para Angie era sinónimo de muerte.
“Uno no se espera una noticia de estas, pero gracias a Dios y a los doctores del hospital, que estuvieron pendientes de ella con sus tratamientos, acá estamos; gracias a Dios pasó todo lo terrible como las quimioterapias intravenosas, eso fue duro para mi hija”, cuenta Angie Castro.
A tan corta edad y recibir 'quimios', la niña empezó a sufrir desvanecimientos, caída del cabello, pérdida del apetito, por lo que el temor crecía cada día en la familia Alba Castro.
Por supuesto, siempre hay almas caritativas dispuestas a ayudar, los doctores, cuenta Angie, siempre estuvieron atentos de la evolución de la niña, fundaciones que le ayudaban a ella con medicamentos que no cubría la EPS, incluso para la alimentación de ella mientras cuidaba a su hija.
“Uno encerrado se siente frustrado, no sabía como ayudar a mi hija, pero hubo mucha gente pendiente de nosotras. No puedo explicar lo que se siente cuando me dieron el diagnóstico, para mi fue que la niña se iba a morir, escuchaba la palabra cáncer y era muerte”, agregó.
Asegura Angie Castro que se aferró bastante a la palabra de Dios, no perdió la fe y creyó en los médicos, en los tratamientos y por eso este 15 de febrero, Día Internacional del Cáncer Infantil, da su testimonio, el de su hija que ahora es una 'Guerrera de la Vida'.
“No me cabe la felicidad al ver a mi hija, como mamá siento que volví a nacer, a tener esa vida tranquila, esa felicidad de ver a mi hija crecer, de verla sana, un sentimiento difícil de explicar. He llorado de felicidad”, agregó.
Emiily Sharid ya retornó a clases, inició primero de primaria, algo que antes era difícil, pues no podía estar entre tantos niños debido a los cuidados que debía tener, pero ahora disfruta con sus amigos, de la enseñanza de sus profesores y el amor de su familia.
“Como mamá quiero decirle a las otras mamitas que no desfallezcan, que crean en Dios, que no pierdan la fe, que sigan luchando por sus hijos, ellos nos dan fuerzas para seguir, crean en los doctores, los tratamientos funcionan, las 'quimios' son fuertes, pero si se hace todo correcto, se llega a un buen final”, puntualizó Angie Castro.
Dato
Durante la actividad el padre Omar Sierra elevó una misa por todos los enfermos con cáncer, con palabras de fe y esperanza para todos las personas que pasan por una enfermedad; también hubo espacio para las palabras elevadas desde la Secretaría de Salud Departamental, de la Liga Contra el Cáncer seccional Tolima, Defensoría del Pueblo y de Mayra, una joven que hace poco también venció esta enfermedad.
Los niños que están en tratamiento también tuvieron su momento de esparcimiento en el que les llevaron regalos, ponqué, globos y mucha alegría.
El toque de campana
La oncohematóloga pediátrica Natalia González recordó que el toque de campana, significa, la meta, el triunfo, todo lo que un niño pasó durante el tratamiento oncológico, una lucha constante por el aislamiento, dejar de ir a la escuela porque requiere una hospitalización, la constancia de un tratamiento que trae sus síntomas, y cuando ellos tocan la campana, logran vencer ese lo que padecieron durante esos años.
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