Hacer de los problemas una oportunidad, es un enfoque útil que utilizó la comunidad del barrio Boquerón Potosí para afrontar con resiliencia las adversidades del alumbrado público en Ibagué, pues ante la falta de acciones para solucionar el daño de las luminarias, las personas aprovecharon la oscuridad para recrear una sala de cine y disfrutar de una buena película.

Y es que a oscuras vive desde hace varias semanas esta población de la comuna 13, sin que Infibagué haga presencia y solucione el problema, algo que, en palabras de uno de sus habitantes, es algo predecible, toda vez que la ausencia del sector público ya se hacía sentir con anterioridad en varios aspectos como seguridad, servicios públicos y ayudas sociales.

Así las cosas, ante este reclamo de larga data, el pasado domingo un grupo de personas decidió sacar ventaja de la situación y conseguir unas cuantas sillas, un video beam y un telón blanco para, entre tanta adversidad, ofrecerle un espacio agradable a los niños de esta población vulnerable que, por dinámicas propias del sector, nunca han ido a una sala de cines.

“El alumbrado público se empezó a dañar de uno en uno hasta que terminamos completamente a oscuras, donde únicamente se podía ver de noche con las luces de las casas. Lo preocupante es que, cuando el sol se oculta, llegan los niños de estudiar, lo que es peligroso tanto para ellos, como para los habitantes, algunos de los cuales han tenido accidentes, pues hay que recordar que esto es una vereda con carretera destapada”.

“Sin embargo, como a todo lo malo, hay que verle el lado positivo, lo que quisimos hacer fue un plan piloto para ver una película infantil y llamar la atención, no sólo de los menores, sino de todos los miembros de la familia. Así pues, se llevó a cabo la jornada el pasado domingo, luego de una semana pidiendo cosas prestadas pues, la verdad, todos estábamos escasos de recursos. Sin embargo, muchas personas nos apoyaron, más que todo amigos y familia”, comentó Wayner Granados, uno de los organizadores.

Entre risas y crispetas, la jornada pretendía enviar un sutil, pero contundente mensaje a las autoridades: “lo que hicimos hace unos días buscaba, de manera indirecta, enfatizar en el problema de las luminarias, de una forma más didáctica e ingeniosa, pues después de hacer varias llamadas, solamente nos daban promesas que nunca cumplieron”, comentó.

Impacto comunitario

Asimismo, Granados destacó este tipo de experiencias por el impacto que puede generar en poblaciones vulnerables, máxime cuando en este sector abundan fenómenos como la drogadicción, los malos hábitos, la deserción escolar, entre otras cosas, que degradan el tejido social.

“La idea es replicar esta experiencia en otras partes de la ciudad, pues sería bueno poder crear impactos a nivel local y departamental, dejando un granito de arena en muchas partes diferentes, lo que será un plus para las futuras generaciones”, concluyó.

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