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El Nuevo Día: A propósito del inicio de clases, ¿cuál es el panorama en la Secretaría de Educación?
María Isabel Peña: Estoy haciendo un reconocimiento de lo que se hizo muy bien en la administración anterior y de todo lo que muy seguramente quedó en la mitad o que probablemente no se hizo. Hemos arrancado, por solicitud de la alcaldesa Johana Aranda, en un tema de mapeo profundo.
E.N.D.: En cuestión de desafíos, ¿qué situaciones tiene en el radar?
M.I.P.: Hay grandes retos: continuar con temas como el Programa de Alimentación Escolar, gratuidad, trabajar para que los niños no se vayan de los colegios, que sientan que hay una asistencia pedagógica y que los padres sean conscientes que la escolaridad es la única manera de hacer futuro y generar proyectos de vida para estos jóvenes.
E.N.D.: ¿Hay algún asunto que plantee priorizar?
M.I.P.: Un elemento relevante, que creo que va a ser como mi estandarte, es pensar en la calidad académica. Es decir, ¿cómo vamos a mejorar los procesos evaluativos que se implementan en las instituciones?. No se habla sobre qué pasa con los procesos metodológicos y de proyectos educativos innovadores, y la innovación no necesariamente va con la tecnología.
E.N.D.: ¿Qué hacer para ello?
M.I.P.: La secretaría en dos administraciones anteriores ha venido aportando a proyectos importantes como infraestructura y alimentación, pero creo que llegó el momento en que no sólo vamos a seguirlos sosteniendo y mejorando, sino también pensemos desde otro lado cómo trabajar por la calidad.
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E.N.D.: ¿A qué se refiere?
M.I.P.: Hay que saber dónde están las ideas nuevas, los proyectos de investigación, dejamos a las universidades solas, y ellas van por su cuenta, pero no hay articulación investigativa, ni en semilleros ni en proyectos. Entre educación superior y educación media hay un divorcio, y hoy de lo que me debo encargar es de que se vuelvan a enamorar.
E.N.D.: ¿Cómo es ese proceso?
M.I.P.: La educación superior tiene que ir de la mano con sus proyectos de investigación y abrirse, entender y comprender cuáles son las necesidades que tiene la educación media. Los niños de preescolar exigen nuevas formas de aprendizaje, sin embargo, nosotros seguimos anquilosados en procesos académicos de hace más de 40 o 50 años.
E.N.D.: Hablando de universidades y colegios, ¿qué lectura tiene de la articulación entre la educación y la tecnología en esos espacios?
M.I.P.: Las universidades van aventajadas, obviamente por sus condiciones, dinámicas de virtualidad, el hecho de garantizar acceso a plataformas a sus estudiantes, aprendizajes en temas digitales. Entretanto, los colegios estamos a años luz.
E.N.D.: Ante tal panorama, ¿qué se debe hacer?
M.I.P.: Hay un problema fuerte de infraestructura tecnológica en el ámbito nacional. No podría decir que el rector es un malvado o la secretaría es malvada porque no les tiene a todos computadores de última gama. Para tener el instrumento hay que tener la capacidad logística tecnológica de que la ciudad, la ruralidad, las escuelas, el departamento y el país tengan buenos ‘radares’ tecnológicos.
E.N.D.: ¿En qué consiste ese ‘radar’?
M.I.P.: Estoy hablando de un radar que esté en el aparato político de los ministerios y la gobernanza del país, que se hable de conectividad, de un país verdaderamente digital, donde todo el mundo tenga acceso.
He estado recorriendo la zona rural del municipio y llegas y no hay conectividad, hay partes que tienen conectividad y otras no, y uno entiende, el territorio nacional es complejo, su demografía no es fácil, pero mínimamente donde hay recurso humano debiera garantizarse la conectividad.
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E.N.D.: Al respecto, ¿qué pueden esperar los colegios?
M.I.P.: Esperamos entrar a digitalizar muchas de las dinámicas que se desarrollan en los colegios, hablo de la parte administrativa, y cómo hacemos para que los profesores se vuelvan un poco más digitales, porque a veces pareciera que no hay un deseo de hacerlo, o no hay el instrumento o la competencia.
E.N.D.: En ese sentido, ¿cuál debe ser el rol de los docentes?
M.I.P.: Decirle a los profesores que dejemos de ser cavernícolas digitales y nos volvamos mínimamente mediadores entre el instrumento digital y lo que nosotros estamos proyectando a nuestros estudiantes, el libro jamás estará pasado de moda, pero hoy día lo digital nos convoca a entrar en esa ola de trabajo.
No pienso que vamos a llegar 100% de la transformación digital en todos nuestros colegios y escuelas, pero sí vamos a llegar a nuestros profesores, al menos ese será un primer paso, el tema de la investigación también será clave, al igual que la articulación entre instituciones de educación media y superior.
E.N.D.: ¿En esa ecuación hay cabida para la Inteligencia Artificial (IA)?
M.I.P.: La inteligencia artificial ya entró, cada vez que un profe pide un trabajo a un estudiante de décimo o undécimo grado, o universitario, el estudiante está trayendo el trabajo hecho por inteligencia artificial y lo peor es que el profesor no se ha dado cuenta.
El profe no tiene ni idea de cuáles son las herramientas que determinan si se hizo con inteligencia artificial o no, pero el problema no es que traigan la tarea realizada por inteligencia artificial, lo ideal sería que el docente abra espacios para entrar en la discusión y argumentación.
Es decir, decirle qué entendiste, qué opinas, cómo mejorarías eso que dice allí, qué le quitas o pones, dame tu concepto u opinión, creo que eso sería un hit, donde uno pueda decir que la inteligencia artificial se me convierta en una herramienta de apoyo para generar competencias argumentativas y propositivas en estudiantes.
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