PUBLICIDAD
El bullying es una expresión que escuchamos regularmente y con frecuencia: en los medios de comunicación, en programas de televisión y películas, en las escuelas y en conversaciones entre adultos y niños.
Más recientemente, la senadora Isabel Zuleta denunció en su cuenta de Twitter que le estaban haciendo “bullying mediático” porque varios usuarios de esta red social le cuestionaron sus razones para no apoyar la reducción de salario de los congresistas.
Y es por eso que la comunidad comenzó a preguntarse: ¿qué es bullying y qué no lo es?
Los padres, los estudiantes y las escuelas están legítimamente preocupados por el acoso escolar, que es real y afecta la salud mental de una gran cantidad de niños, niñas y adolescentes y es por eso que no debería catalogarse desde un comentario grosero hasta un conflicto entre dos personas como bullying tan rápidamente porque al hacerlo se desvía el foco de atención de quienes realmente están siendo víctimas.
Asimismo, en el ámbito laboral, muchos colaboradores jóvenes no distinguen muy bien qué podría ser acoso laboral o “bullying” y qué constituye un reclamo justo por un trabajo no muy bien hecho.
“Es importante distinguir, por ejemplo, que en el trabajo cuando alguien le cuestiona específicamente sus labores, no le está haciendo bullying, pero si la forma de dirigirse a un colaborador en el lugar de trabajo incluye decirle cosas sobre su personalidad o su físico y, además, esto sucede con frecuencia, lo cierto es que sí constituye ‘bullying’ o acoso laboral”, explica el psicólogo Francisco Moreno.
Expertos le cuentan qué es bullying y qué no lo es, para que tenga claro en qué contextos puede presentarse el “bullying” y en qué contextos no.
¿Que sí es bullying?
La psicóloga María Paz Sáenz explica que el bullying es un comportamiento agresivo repetido en el que una persona (o grupo de personas) en una posición de poder intimida, abusa o coacciona deliberadamente a una persona con la intención de lastimarla física o emocionalmente y pueden ser físicos o verbales.
Muchos jóvenes pueden ser desagradables entre sí durante la adolescencia a medida que refinan sus habilidades sociales y se convierten en adultos y si bien estas interacciones son desagradables, existe una línea clara entre el conflicto y el bullying.
El bullying debe incluir estas tres características:
1. Debe ser intencional: el comportamiento fue agresivo y un intento deliberado de lastimar a otra persona.
2. Debe ser repetitivo: estas acciones agresivas ocurren repetidamente con el tiempo a la misma persona o grupo de personas.
3. Debe existir un desequilibrio de poder: la persona que acosa e intimida tiene más poder físico o social que el niño o los niños o incluso adultos que están siendo acosados.
¿Qué no es bullying?
Asimismo, la experta María Paz Sáenz explica que muchas cosas que suceden en el trabajo generalmente no se consideran acoso, aunque algunas experiencias pueden ser incómodas para las personas involucradas.
Las diferencias de opinión, la gestión del rendimiento, los conflictos y los choques de personalidad pueden ocurrir en cualquier lugar de trabajo, pero por lo general no resultan en acoso.
Un solo incidente de comportamiento irrazonable no es “bullying”, aunque puede tener el potencial de convertirse en acoso laboral y, por lo tanto, no debe ignorarse.
Establecer metas, estándares y plazos de desempeño razonables en consulta con los trabajadores y después de considerar sus respectivas habilidades y experiencia, sin duda, no es “bullying”.
Asignar labores a un trabajador de forma transparente, trasladarlo por razones operativas legítimas y justificadas o decidir no seleccionarlo para su promoción, siguiendo un proceso justo y documentado, tampoco es acoso laboral.
¡Hagamos región y apoyemos lo nuestro!
Lo invitamos a seguir leyendo aquí
https://digital.elnuevodia.com.co/library
Comentarios