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Su amabilidad, y especialmente carisma y pasión con la que interpreta la música, han sido de las cualidades destacadas de Katie James, una irlandesa que llegó al Tolima cuando tenía dos años y creció en la zona rural de Icononzo.
“¿Por qué el Tolima? Fue como algo del destino, no fue un plan, mi mamá que es inglesa se vino a viajar por Sudamérica con mis hermanas y conmigo, en el 88. Llegamos primero a Venezuela y luego entramos a Colombia por tierra. Llegamos a Bogotá pero ella tenía claro que no quería vivir en ciudad, quería vivir en el campo y de hecho entre más retirada de las grandes ciudades, mejor”, comentó Katie.
La artista contó que fue a través de una tolimense que conocieron en Bogotá, quien les contó las maravillas del departamento, que su madre, Jenny James, tomó la decisión de comprar una finca que estaban vendiendo en Pueblo Nuevo, zona rural de Icononzo, donde vivieron por 11 años.
Jenny fundó una comunidad anglo – irlandesa en el sector, en la que los niños como Katie, quien vivió desde los 2 hasta los 14 años en Pueblo Nuevo, crecieron con educación en casa.
“Éramos educados en casa, todos vegetarianos, cultivábamos el 90% de lo que consumíamos y todo era de manera orgánica, sin pesticidas, sin abonos químicos”, relató Katie.
La música, la danza y lo artístico ocupaba un lugar muy importante dentro de su desarrollo. La mezcla de los músicos irlandeses con la llegada de tolimenses a la comunidad, le inculcaron ese amor por la música y sobre todo la colombiana.
“Como no teníamos energía eléctrica en la finca y no siempre había pilas para los radios, nuestras fiestas, porque celebrábamos todos los cumpleaños, eran con música en vivo tocada por miembros de la comunidad”.
Además, creció con la influencia musical de su madre, quien interpreta el violín.
El despojo
Durante 11 años Katie, sus hermanas y su mamá, disfrutaron de la riqueza natural de la finca que contaba con cuevas, cascadas y bosques, hasta que en 1999 recibieron una notificación de las Farc, en las que les dieron un mes para salir de la región.
“La razón que nos dieron fue que al ser una comunidad de puertas abiertas, cualquier persona que quisiera visitarnos representaba un riesgo para ellos”.
Perdiéndolo todo, salieron de su paraíso terrenal, inicialmente a otra finca en el Tolima y después a Tabio, donde permanecieron un año, hasta que Jenny decidió que no se iría del país y se trasladó al Huila.
Este episodio se convirtió en uno de los momentos más complejos en la vida de Katie, “el Tolima para mí representa los recuerdos más hermosos de mi vida y los más dolorosos. Después del desplazamiento nuestro, fueron asesinados dos miembros de nuestra familia, mi sobrino y cuñado”, contó.
Recuerda que volvió al Tolima después con la Fiscalía, pero fue hasta 2021 que regresó con su talento para eventos culturales como el ‘Mangostino de Oro’ y para el II Seminario Internacional de Música y Transformación Social que se llevó a cabo la semana pasada.
Ni de aquí ni de allá
Katie lleva en su sangre la esencia irlandesa pero más fuerte la colombiana, y especialmente, la tolimense.
“Suelo decir que soy tolimense porque esa primera parte de la vida de uno, queda marcada para siempre con las vivencias de la infancia. Me siento muy colombiana pero la gente siempre me ve como extranjera y en Irlanda también”.
Por eso la esencia de su música tiene mucho que ver con la tradicional colombiana y tolimense.
Su música
Sus sentires y hechos más representativos de su vida, han sido la inspiración de Katie en su obra musical. Empezó en la composición a los 13 años, y sus canciones han estado marcadas por el amor, desamor, los temas sociales y ecológicos, y diversas temáticas.
“Por ejemplo en 'Toitico bien empacao!', se refleja el haber vivido en el campo y conocer lo que es el mundo del campo pero también cómo vive la gente y cómo se ha desconectado de sus orígenes y de los campesinos”, refirió Katie. Actualmente está promocionando su álbum ‘Humano’, compuesto por 10 canciones.
“Es muy latinoamericano, todas las canciones son en español, hay un bambuco, pasillo, aires de música llanera, bolero y el sonido desde la instrumentación es muy latinoamericano, tiene un sonido característico de guitarras”.
En la producción contó con el talento de Camilo Giraldo, quien fue docente de guitarra de Katie durante su época de estudios superiores en la Universidad Inca. El álbum se encuentra disponible en todas las plataformas digitales.
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