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Si bien conocedores de la materia aseguran que hablar de deserción escolar a estas alturas del año podría resultar ‘aventurado’ y, quizás, apresurado, no se debe pasar por alto que, conforme a cifras de la Secretaría de Educación del Tolima, aún no se hayan inscrito alrededor de 25 mil estudiantes para la vigencia 2023.
Y es que según la cartera, el pasado lunes 116 mil niñas, niños y jóvenes arrancaron el calendario en las instituciones oficiales de 46 municipios de la región, sin embargo, aún se estima llegar a la meta de 141.143 alumnos matriculados, número con el que se cerró el año anterior.
Por su parte, Juan Carlos Acero, director de Cobertura Educativa, subrayó que se hace alusión a deserción cuando el estudiante llega al sistema y posteriormente se retira, y reiteró la invitación a los padres de familia para formalizar el proceso en el Sistema Integrado de Matrícula, Simat, con el ánimo de garantizar la cobertura del transporte escolar, el Programa de Alimentación Escolar, PAE, y la planta docente.
Ante la reducción en el número de escolares inscritos refirió que: “El punto más alto de matrícula es entre mayo y junio porque por costumbre en algunos municipios de las zonas lejanas los padres de familia no matriculan a los niños en diciembre sino en enero, por lo que cuando iniciamos el calendario académico empezó el movimiento de matrícula”.
Y así como manifestó que adelantan un seguimiento a los menores de los hogares del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Icbf, al momento de efectuar la transición de preescolar al colegio, también habló sobre lo que representa la cantidad de estudiantes respecto a la planta docente.
“El indicador para asignar docentes es el número de estudiantes, esperamos que se regularice un poco, las primeras semanas la asistencia es lenta”, precisó Acero, quien estima que para mediados de febrero se empezarán a medir los indicadores para establecer o no movimientos de planta.
¿Qué hay tras la reducción en el número de matriculados?
Para armar el rompecabezas e intentar comprender este fenómeno, un primer ejercicio consiste en conocer las piezas que lo componen. En ese sentido, Ernesto Cañas, fiscal del Sindicato de Maestros del Tolima, Simatol, expresó que una de ellas consiste en la falta de oportunidades, la cual obliga a las familias a buscar nuevos aires.
Ernesto Cañas, fiscal de Simatol.
De la misma manera, mencionó que la interrupción o el incumplimiento en la prestación del transporte escolar y las precarias condiciones en la infraestructura de algunos planteles, también incide en estos casos.
En esa misma línea se pronunció Álvaro Vargas, miembro de la Central Unitaria de Trabajadores del Tolima, y quien es conocedor de temas educativos, no solo al poner en consideración el estado de la planta física, sino también al advertir sobre el ámbito familiar.
A su modo de ver, existen hogares donde la educación no se vislumbra como un factor para reconfigurar o mejorar la calidad de vida. Además, aseguró que es necesario hablar de la población flotante, pues hay “quienes se dedican a la labor del campo, y que por su naturaleza están de cosecha en cosecha y tras los cultivos de pancoger entre otros que se dan en la región”.
“También hay entidades que validan el bachillerato dos en uno, y se ha vuelto recurrente que los jóvenes acudan a ese sistema, otro factor es que el tipo de educación no colma las expectativas de los estudiantes”, apostilló Vargas.
Aún queda por trabajar
A su turno, Luis Eduardo Chamorro Rodríguez, docente de la Universidad del Tolima, aseveró que efectivamente tiene lugar un ‘abandono’ del sistema y precisó que existe tanto la deserción interanual como la intraanual.
Es decir, la primera ocurre en el momento en que el alumno finaliza el año lectivo pero no se matricula al siguiente grado, mientras que la otra corresponde a cuando los estudiantes, luego de estar matriculados desisten de continuar con su proceso de aprendizaje antes de finalizar el año escolar.
Partiendo de tal aclaración, advierte que existe un grave problema en términos de permanencia escolar, la cual obedece a múltiples factores y que, en su concepto, aún no es garantizada por el Estado,
No obstante, se mostró expectante al traer a colación que de acuerdo con la primera versión del Plan Nacional de Desarrollo que presentará el gobierno Petro al Congreso el 7 de febrero, en el tópico de educación el 31 % de las propuestas estarían dirigidas a lograr una mayor permanencia escolar.
De otro lado, reseñó que si bien la emergencia sanitaria provocada por el Covid -19 ya quedó atrás, las cifras correspondientes a las matrículas disminuyen como si se tratase de un “fenómeno permanente”.
Aspectos a considerar
En torno a factores que inciden en la reducción en la matrícula de los alumnos, señaló que el propio proceso de inscripción, que se ejecuta a través de una plataforma, representa en algunos casos todo un reto para los padres de familia, sobre todo en temas de acceso.
Asimismo, indicó que, ante la reprobación escolar, otro elemento a tener en cuenta en la situación, el Gobierno debería, a su juicio, efectuar cambios en el sistema de evaluación escolar.
“Los estudiantes, según dicen las estadísticas del Dane, no se sienten interesados en lo que les enseñan y cómo se les enseña, esto es tarea de los docentes”, acotó Chamorro Rodríguez respecto a la pertinencia curricular y educativa.
Aunado a ello, las condiciones de los planteles que, en ciertos territorios, no garantizan un ambiente propicio para el proceso de enseñanza, situación que podría ser ejemplificada con el drama que atraviesan miles de estudiantes de Ibagué por cuenta de los retrasos en las obras de los colegios de Jornada Única a cargo del Fondo de Financiamiento de la Infraestructura Escolar (Ffie), son otro punto a sumar en la lista.
Y es que a dichas circunstancias se añaden, entre otras, las coyunturas suscitadas en materia de pobreza, desempleo, inflación y complejos episodios socioeconómicos.
“No estamos ofreciendo en las relaciones interpersonales, docente - estudiante o docente - padre de familia, no estamos ofreciendo afecto, es decir, hay una relación fría entre unos y otros, como si el estudiante estuviera solo para estar en el aula, pero poco se interesa en los aspectos emotivos de los estudiantes”, concluyó Chamorro Rodríguez.
Luis Eduardo Chamorro, Docente de la Universidad del Tolima
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