El compromiso pro ciudad

.

@jflafaurie

Las grandes urbes del mundo que se destacan hoy por su armonía urbana y por la forma como los ciudadanos se comprometen con las grandes causas del desarrollo, están generando instrumentos de participación para que todas aquellas ciudades en los diferentes países que están en permanente crecimiento y no han podido implementar esquemas de ordenamiento y de proyección, puedan acceder a la información necesaria para estimular círculos de participación, que lleven a orientar el futuro de las mismas y a rectificar los errores cometidos en el transcurrir del tiempo.

Lo que se ha hecho recientemente en Bogotá, en donde un grupo grande de empresarios liderados por José Alejandro Cortés, presidente del Grupo Bolívar, creó una fundación llamada precisamente Pro-Bogotá, merece llamar la atención en el resto de ciudades capitales del país, para que se haga lo propio, pues es necesario y urgente la integración de las diversas vertientes ciudadanas, para organizar esfuerzos, estructuras ideas y crear compromisos que lleven al reordenamiento de las ciudades y a asegurar el futuro armónico de las mismas.

Nuestros principales centros urbanos crecen desordenadamente, acumulan toda clase de problemas y ese crecimiento irregular suele estar acompañado del desmejoramiento sistemático y lamentable de la calidad de vida de los habitantes.

Se hace necesario en las ciudades estructurar procesos de innovación, escenarios de excelencia y visión de largo plazo, acompañada de una rigurosa planeación, para que a los desarrollos se les pueda garantizar su armonía y su real ejecución en tiempos precisos.

Las vías, la organización de los servicios públicos esenciales, los espacios verdes, la recreación, los niveles de densidad y la estructuración del aparato productivo, tienen que ser temas en donde se involucre una amplia participación ciudadana, que no sólo asegure la inclusión de las necesidades, sino los instrumentos de control a las acciones que se diseñen.

Todo problema requiere de una reacción positiva para solucionarlo y no de una actitud negativa para ahondarlo.

Las ciudades no pueden marchar con instrumentos caprichosos de individuos de turno que creen saberlo todo, porque los que mejor saben son los propios habitantes de la ciudad, que pueden estar en capacidad de expresar sus frustraciones, sus anhelos y su forma de concebir los procesos.

Qué bueno sería que los empresarios de otras ciudades como esta, también se animaran a conformar ese espacio, para que todas las urbes de Colombia marcharan en una misma tónica, seguras de unos claros objetivos.

Credito
El Nuevo Día

Comentarios