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Dejando a un lado el diálogo que el gobierno está manejando sin querer ceder un milímetro, roguémosle a los dioses que los ‘discursiadores’ no nos griten, vulgaridades, mentiras e insultos que se conviertan en obstáculos para el diálogo que debemos intentar a todos los niveles, incluyendo el infantil y las fuerzas del desorden, porque el despelote grande lo están armando con el cuento de salvar vidas, matando inocentes por defender los derechos humanos.
Y a propósito de derechos humanos el informe preliminar, sobre violación de Derechos Humanos en Colombia en el marco del Paro Nacional de 2021, presentado por la Misión de Solidaridad y Derechos Humanos, tras analizar todos los hechos ocurridos en estos 39 días en el país, concluye que el Estado Colombiano debe ser investigado por la desaparición, asesinato, tortura y abuso sobre varios sectores del pueblo colombiano, que han impedido su participación política, el derecho de reunión y el derecho de protesta, la utilización de prácticas propias de la lógica bélica con armamento sofisticado y letal y por tratar como enemigo interno a la mayoría del pueblo, representado por jóvenes de barrios populares, estudiantes, mujeres, indígenas , campesinos, defensores de derechos humanos y prensa independiente.
En medio del despelote, el chamboneo, la propaganda del desgobierno y el periodismo fletado vamos a otras elecciones. Unos a botar el voto y otros a callejear antes de que se los lleve por delante un exfiscal o un exoficial de lo que sea.
Claro que el meollo del paseo está en el desconocimiento de nuestra historia que con razón no la enseñan, la modifican y la acomodan a intereses de quienes se creen dueños de este país. Todo lo arreglan con plata, con amenazas o a tiros. No toleran la verdad. Le temen porque saben lo que deben y no quieren pagar la deuda ni que se la cobren. Y son los que esperan seguir destruyendo el país.
Ojalá este despertar de la juventud y demás sectores que los acompañan no sea inútil. Apoyemos los nuevos liderazgos incontaminados que están dispuestos a propiciar al cambio que tanto necesita Colombia.
Ñapa.- El asesinato del joven Santiago Murillo en una de las manifestaciones de Ibagué no puede quedar impune.
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