Impotentes se declararon los habitantes de la carrera Quinta con calle 30, quienes manifiestaron que el sector pasó de una zona residencial y comercial tranquila, limpia y segura, a una zona de encuentro de pandilleros -donde ha habido heridos y un muerto-, propicia para atracos, parqueaderos, baños públicos y botaderos de escombros.

La situación se habría originado, según habitantes que prefirieron omitir sus nombres, tras el abandono de varios locales que se encuentran en el sector y que están siendo desvalijados por los delincuentes para vender varios de sus elementos.

“Hace dos años desocuparon la bodega, el lavadero de Autos Cádiz, el colegio San Pedro Claver y otros locales; de ese tiempo para acá se está presentando este problema. Los propietarios, que son los que proyectan construir toda la franja que compraron, han dejado sin vigilancia a esos predios y los delincuentes se esconden ahí después de cometer los atracos e incluso saquean estos lugares y venden puertas, tejas...”, refirió un  denunciante.

Igualmente, otro de los quejosos sostuvo que el grupo de saqueadores está conformado por aproximadamente 20 personas y que el lugar ya tiene clientela: “Vienen compradores en camionetas, en camperos, en carretillas, en carretas con caballo en el pleno día; uno escucha el ruido, se la pasan robando las 24 horas”.

Los dueños
De acuerdo con uno de los denunciantes, el propietario de uno de los inmuebles es Jorge Enrique Mossos, reconocido oftalmólogo de la ciudad; sin embargo, “vamos a hablar con él y nunca se encuentra. Lo llamamos y nunca contesta, no pone la cara para nada, él es dueño de la bodega. Hemos visto que manda gente a medir que porque van a tapar todos los huecos, para darle contentillo a la comunidad, pero no vuelven. Pedimos por favor que el doctor se ponga las pilas y los demás dueños de esos predios y que la Policía también nos colabore constante, porque ya necesitamos la ayuda de la Policía permanente en el barrio para que nos saquen a los delincuentes de acá. Se creció el combo: ya no son dos o tres, sino que ahora son casi 20”.

La inseguridad
Sumado al remate de ruinas, en el lugar los delincuentes ‘operan’ en los alrededores, lo cual genera inseguridad y temor tanto en los habitantes como en quienes transitan por San Simón parte alta y Belalcázar, entre las calles 29, 30, 31 con carrera Sexta, que por lo general son estudiantes y trabajadores.

“En el antejardín del restaurante El Cacique Paisa duermen, son personas entre los 18 y 25 años. Día y noche se presentan los atracos, en horas de la noche afuera del restaurante tienen sexo, meten vicio, hacen sus necesidades fisiológicas en los andenes, forman escándalos y peleas atracando a las personas que transitan desprevenidamente... de todo. Nos tienen amenazados de muerte y ahora siguieron robando las casas de la Sexta, las rejas, persianas, las cortinas; a mí me robaron la lámpara de la calle del garaje y los números de la casa”.

Otro de los quejosos adujo que ha observado recurrentemente un vehículo en donde se estaría movilizando una banda delincuencial: “Ahora apareció una bandita que anda en un Renault 4 blanco; no le hemos podido coger la placa porque está muy borrosa, pero atracan frecuentemente; el sábado pasado (20 de agosto) atracaron a una pareja a las 9:30 de la noche, los dejaron en ‘bola’, llamamos a la Policía y esa línea 123 no funciona, el teléfono del Gaitán menos, cuando por fin nos contestan en el 123 nos dicen ya vamos y no llegan, o si hacen algunas veces presencia los malandrines se esconden y cuando la Policía se va regresan y siguen con sus fechorías, entonces estamos desamparados”.

Los oficios
Son varios los oficios que han enviado los afectados a las autoridades competentes. Esta redacción pudo constatar que los últimos fueron radicados en noviembre de 2010 sin que a la fecha exista una acción efectiva.
“Hemos mandado oficios a todas partes y esto va para largo porque vamos a demandar al doctor Mossos porque él es el causante de todos estos problemas, porque no pone ni vigilancia ni cuidado a esos predios”, puntualizó.