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Además, algunas viviendas sufrieron considerables afectaciones debido a que el agua humedece las estructuras de concreto dispuestas para temas de contención hídrica. A su vez, las vías en la zona están sin pavimentar, lo que ocasiona que se convierta en un lodazal después de cualquier precipitación.
John Jairo Barbosa, líder del asentamiento, denunció que “la lluvia ocasionó desastres, hubo derrumbes, muros que se cayeron. La zona no tiene alcantarillado, por lo que el agua que cae se entra a las casas de los residentes y afecta sus pertenencias. Lo poco que se logra salvar, intenta guardarse. Aquí nadie viene, nadie ayuda, nadie se asoma”.
La nula intervención por parte de la Administración municipal en la zona se debe, según los residentes, por los ‘resquemores’ que existen en el predio, pues las residencias son invasiones. Sin embargo, se estableció que en varias de estas viviendas habitan niños y familias completas, por lo que manifestaron la urgencia de realizar labores de gestión del riesgo.
Jaidy Rodríguez, madre cabeza de familia y residente de la zona desde octubre pasado, comentó que “intenté arreglar la casa cuando llegué, ‘monté’ un muro de contención, pero todas las aguas que caen lo hicieron colapsar. Invertí cuatro millones de pesos y ahora se me inunda el hogar”.
Y agregó que “se me dañó el equipo de sonido y el computador. Un vecino hizo un arreglo sobre el techo de su casa, pero ahora las aguas que recoge su sistema de canales caen en mi patio, lo que también ayudó al deterioro del muro. No quiero dejar mi casa porque es lo único que tengo”.
La comunidad hace un llamado a las autoridades competentes para adelantar acciones sobre el sector, pues con la actual ola invernal podría presentarse alguna calamidad pública en la invasión.
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