Después de una celebración eucarística y de una ceremonia sencilla y conmovedora, en la que el oficial entregara a sus familiares un ramo de flores, se hizo mención a cómo ocurrieron los hechos el 8 de enero de 2006, cuando los adolescentes salieron de una fiesta y minutos después fueron abordados por soldados quienes dispararon contra ambos y horas después los presentaron como guerrilleros muertos en combate.
“El sentido humanitario nos lleva a estar frente a esta comunidad, con la firme convicción que reconocemos los errores y pedir perdón es de valientes”, afirmó el comandante Fernando López.
Los familiares de los jóvenes solicitaron que las disculpas fueran ofrecidas en el lugar de los hechos, dando así cumplimiento a la sentencia del juez octavo administrativo de Popayán, quien ordenó que el Ejército reconociera públicamente su responsabilidad.
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