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Esta mujer contó a través de su cuenta de Twitter que consumió una piña colada ($30.000), un agua de coco ($20.000) y una botella de agua ($6.000) pero su sorpresa fue que el total de la cuenta fue de $336.000.
“Por eso odio ser turista en mi propio país. ¿Alguien que me diga desde cuanto uno tiene que pagar $250 mil en servicio por sentarte en una playa pública”, cuestionó.
Y continuó: “Playa Blanca es lo peor que tiene Cartagena. ¡Hasta cuando tanto robo! Si no pagaba los $250 nos iban a hacer daño”.
El Universal dialogó con la afectada y nos manifestó que ella y un grupo de amigas se sintieron intimidadas. “Me pareció impresionante que me haya tocado pagar eso. Fui intimidada por cuatro personas altas, de contextura gruesa. Eso me sucedió más o menos a cinco locales después de la segunda entrada a la playa”, aseguró Fede.
Y reiteró: “En el sitio duramos tres horas aproximadamente. Antes de llegar se me acercó un chico y me dijo que me cobraría a precio local y lo que íbamos a consumir. En el sitio estábamos una amiga y yo. Al final me dieron la cuenta y yo le dije no voy a pagar ese dinero, luego me intimidaron y me dijeron que eso era el costo de sus trabajo, seguridad (ya que nos estaban “vigilando” para que nada pasara) y tenían que pagarle al de la basura”.
No es la primera vez
Las denuncias por cobros excesivos en Cartagena se ha vuelto una constante y no solo se presentan en los balnearios del Corralito de Piedra sino en restaurantes, carreras de taxis y sitios de entretenimiento familiar. El 7 de julio de 2019, le cobraron $180.000 a cartageneras por dos bandejas de pescado en Playa Blanca. Ese mismo año pero en el mes de junio, a unas turistas extranjeras les cobraron $350 mil por una carpa y dos masajes.
Las mujeres denunciaron que al pagar el valor pactado, entregaron 100 mil en efectivo y el resto con tarjeta de crédito, pero al momento de hacer la transacción en el datáfono, les cobraron los $250 mil y no les devolvieron los $100 mil que habían dado en efectivo inicialmente.
Ante esta situación, las extranjeras recurrieron a la Estación de Policía, donde los agentes, con la información recibida, y funcionarios de la Secretaría del Interior, fueron hasta el negocio para verificar la negociación.
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