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Al llegar al aeropuerto para tomar su vuelo con destino al Aeropuerto Internacional de Guarulhos, descubrió que la aerolínea había reasignado su vuelo a Voepass. Sin información clara sobre el cambio, Assis decidió tomarse un café mientras esperaba nuevas instrucciones.
El tiempo pasó y, sin recibir ninguna notificación, regresó al mostrador alrededor de las 10:40 a.m., solo para encontrarse con una fila enorme. Al llegar su turno, el empleado le informó que el proceso de embarque había cerrado hacía una hora, y que no podría abordar el avión. Frustrado, discutió con el trabajador, pero este mantuvo su posición.
Horas más tarde, Assis comprendería que esa negativa le salvó la vida. El vuelo en el que debía haber viajado se estrelló en Vinhedo, São Paulo, cobrándose la vida de las 62 personas a bordo.
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Entre lágrimas, Assis comentó a los medios locales: “Si ese empleado me hubiera dejado embarcar, hoy no estaría aquí contando esta historia. Le agradezco por su firmeza, que ahora veo como un acto de salvación.”
Mientras tanto, en el lugar del accidente, los equipos de rescate trabajaban incansablemente para recuperar los cuerpos de las víctimas. A pesar de las difíciles condiciones, lograron identificar a dos personas, incluyendo al piloto, Danilo Santos Romano, a través de un examen de dactiloscopia. El capitán Michael Cristo, portavoz del Cuerpo de Bomberos de São Paulo, explicó que el estado de los cuerpos dificultaba la identificación, ya que muchos estaban calcinados.
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Cerca de 250 bomberos, socorristas, peritos, policías e investigadores continúan trabajando en la escena, mientras los residentes del condominio Recanto Florido, donde ocurrió el siniestro, esperan poder retomar sus vidas tras la tragedia.
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