Escribo esta columna autónomamente como discreto miembro del Partido Centro Democrático; no represento vocería alguna del partido a nivel nacional ni a nivel regional.
Por limpieza comunicativa, consideración y respeto con el lector, informo que esta columna la escribo en condición de militante del Centro Democrático, condición que ejerzo con orgullo, consciencia, entusiasmo y compromiso. Estas letras solo me representan a mí, no soy vocero local ni nacional del partido.
Qué paradoja. Sectores que 25 o 30 años atrás reclamaban espacios de participación dentro de la democracia como vía para resolver crisis de credibilidad en las instituciones de la democracia representativa, hoy, cuando algunos protagonistas sociales y políticos proponen convocar al constituyente primario para pronunciarse sobre temas de sensibilidad ética y política que están al orden del día en el país, pegan el grito en el cielo y afirman que esa apelación al ciudadano para que comunique su criterio y decisión, basado en su propio criterio, son formas de populismo que buscan la eventual imposición de voluntades de supuestas mayorías sobre supuestas minorías.
Qué paradoja. Sectores que 25 o 30 años atrás reclamaban espacios de participación dentro de la democracia como vía para resolver crisis de credibilidad en las instituciones de la democracia representativa, hoy, cuando algunos protagonistas sociales y políticos proponen convocar al constituyente primario para pronunciarse sobre temas de sensibilidad ética y política que están al orden del día en el país, pegan el grito en el cielo y afirman que esa apelación al ciudadano para que comunique su criterio y decisión, basado en su propio criterio, son formas de populismo que buscan la eventual imposición de voluntades de supuestas mayorías sobre supuestas minorías.