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Hace un mes, un voraz incendio azotó el Páramo de Berlín en Santander, dejando tras de sí más de 400 hectáreas de bosque virgen calcinadas, incluyendo 40 hectáreas de frailejones, emblemática planta de los páramos colombianos.
Expertos de la Universidad Industrial de Santander (UIS) visitaron el lugar y señalaron a EL TIEMPO que, a pesar de la apariencia desoladora, había esperanza para los frailejones, ya que sus cogollos internos, esenciales para su supervivencia, permanecían intactos y aún captaban agua.
Un mes después, fotografías revelan que los cogollos de los frailejones quemados han comenzado a brotar, ofreciendo un rayo de esperanza en medio de la desolación.
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Según los profesores Diego Suescún y Javier Pinzón Torres de la UIS, esta sorprendente recuperación se debe al mecanismo de protección que desarrollan los frailejones en condiciones extremas, como altitudes superiores a los 3.000 metros y bajas temperaturas, donde forman una especie de armadura de hojas para resguardar sus partes vitales.
Aunque la naturaleza muestra signos de resiliencia, los expertos y campesinos locales instan a la comunidad a dejar que el ecosistema se recupere de forma natural, evitando visitas que puedan perturbar el crecimiento de nuevas plantas y gramíneas esenciales para la restauración del suelo.
Esta noticia trae consigo un mensaje de esperanza y resiliencia, recordándonos el poder de la naturaleza para recuperarse incluso de las tragedias más devastadoras.
¡Hay esperanza! 🤩💚 Los frailejones que hace cerca de un mes fueron ‘devorados’ por las llamas en el Páramo de Berlín, en Tona, Santander, comienzan a dar muestra de su fuerza en medio de la ‘agonía’ que evidenciaban unas 400 hectáreas.
— UIS (@UIS) February 22, 2024
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