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Cada año aumenta el reconocimiento del papel de la mujer en todas las esferas sociales que existen. Conmemoraciones como el Día Internacional de la Mujer cada 8 de marzo, dejaron de ser un simple símbolo y han obtenido una categoría más material y sustancial: una aceptación, que fue conquistada a base de reclamaciones porque las cosas no han sido justas.
De todas esas esferas, la que ocupa la mujer rural es una de las más luchadas. Ellas se dedican a las actividades agropecuarias, realizan un importante aporte al desarrollo de los territorios, a garantizar la seguridad alimentaria de los países y, en general, al progreso económico y social de las regiones.
En la ruralidad todas las desigualdades de la sociedad no solo aumentan, sino que se invisibilizan. En América Latina el 40 % de las campesinas no tienen ingresos propios, mientras que tan solo un tercio de ellas, tienen titularidad de la tierra que habita.
En el libro ‘Luchadoras: mujeres rurales en el mundo’ se explica que, pese a los cambios registrados en las últimas décadas con respecto al empoderamiento de las mujeres, en la ruralidad su papel sigue estando reducido principalmente a las labores domésticas y del cuidado de los hijos o de la recolección de leña para la preparación de alimentos.
“El trabajo doméstico no es reconocido como trabajo. Es considerado ‘natural y obligatorio’ y su valoración es escasa. En el medio rural, también, existe una generalizada ausencia de reconocimiento a las mujeres rurales, están en desventaja con los hombres que viven en el campo y con las mujeres urbanas”, se describe la investigación.
Las cifras de la ruralidad
Según datos del Dane, en Colombia 11.969.822 personas viven en zonas rurales, es decir un 24,2 % de la población total, de las cuales 5.760.524 son del género femenino.
Las dificultades que suelen tener, si se trasladan al campo son mucho más marcadas. El 6,9% de las mujeres rurales en Colombia no están afiliadas a salud, mientras que el 85,3 % no cotizan en un fondo de pensión.
El Dane agrega que “el promedio total de horas de trabajo diario de las mujeres, es mayor al de los hombres y la mayor parte de ese trabajo es no remunerado. En las zonas rurales ellas trabajan en promedio una hora con 11 minutos más que los hombres al día”.
Una cifra significativa es que el 62 % del trabajo que realizan en el campo no es remunerado, pues estructuralmente sus labores están asociadas al hogar. En el mismo contexto, los hombres reciben remuneración por el 73 % del tiempo diario trabajado. Además, por las mismas condiciones de las viviendas, las dificultades de las mujeres rurales aumentan.
Mujeres campesinas en el Tolima
En el departamento hay, según el Dane, 200.269 mujeres rurales. En los últimos años han venido ganando espacios a partir del trabajo constante y la conformación de asociaciones.
Un caso reciente es el de Yamileth Ospina Hernández, presidenta del Consejo Territorial de Planeación del Tolima, quien recibió el premio ‘Mujeres Transformadoras de la Colombia Rural’ en la categoría ‘Mujer Conservadora del Territorio’.
Dicho reconocimiento es el resultado de un proceso de más de 15 años y fue gracias a un proyecto de aprovechamiento y uso adecuado de la tierra adjudicada, idea que surgió luego de recibir un título colectivo por parte del Estado a través de la Agencia Nacional de Tierras. En él se dio prioridad a temas de seguridad alimentaria, respetando la cosmogonía de los pueblos y comunidades intervenidos.
“Empezamos a trabajar con las comunidades en diferentes espacios desde lo social, tecnológico, económico, a través de la elaboración de proyectos, lo que nos valió ganarnos el reconocimiento”, dijo Yamileth Ospina.
Ahora participará en el encuentro Internacional de Mujer Rural, en España, donde dará a conocer sus experiencias.
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Puede leer todo el especial aquí:
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