El estilo de vida de mis padres también es el mío

En ocasiones los hijos admiran tanto el estilo de vida de sus padres que terminan siendo similares a ellos e incluso utilizan ropa parecida y formas físicas idénticas.

‘De tal palo, tal astilla’. Este es el dicho más usado para describir el hecho de que muchos hijos terminan pareciéndose tanto a sus padres, que parecen copias ‘junior’.

Si bien muchos hijos terminan compartiendo con sus padres los mismo hobbies, pasatiempo y gustos, porque desde pequeños crecieron en ese entorno, en otras ocasiones esta ‘compatibilidad conductual’ es porque ellos estimulan que exista esta copia del estilo de vida.

En algunos hogares los hijos deben acompañar y seguir el estilo de vida de su papá como lo es jugar golf, montar a caballo o ir al club; mientras que las hijas comparten un estilo de vida similar al de sus madres.

Sin importar si estos gustos se comparten porque nacen o se infunden, lo que verdaderamente interesa es que los hijos disfruten estos momentos y estilos que aprendieron de sus papás.

Los ídolos a imitar

Los niños y adolescentes terminan imitando lo que ven y viven. Muchos se identifican con el estilo de sus padres y a medida que crecen los aprenden a admirar tanto que terminan pareciéndose a ellos más de lo que piensa.
Según los expertos es normal que los adolescentes vean a sus padres como ídolos, esos personajes que conocen y se convierten en su modelo a seguir, y esto se da frecuentemente en la etapa de la adolescencia, donde se crea la identidad y se busca tener referentes de a quién seguir o imitar.

Los pasatiempos buscan la unión

En ocasiones buscar nuevos pasatiempos o hobbies que tengan nuevas dinámicas ayuda a que la comunicación entre padres e hijos sea mejor.

Tenga en cuenta que esto solo tendrá óptimos resultados si su hijo disfruta estos momentos.

Desde muy pequeños los hijos empiezan a manifestar estos gustos, ya sea porque en fechas especiales como cumpleaños o navidad piden regalos relacionados con los estilos de vida que vieron en sus padres, o porque cuando ya están más grandecitos comparten tardes disfrutando de las mismas actividades.

No son clones

Los hijos no deben convertirse en los clones de los padres, sino deben formar cierta autonomía.
“Que sus hijos sean progresivamente autónomos es lo que pretende todo padre sano; sólo alguien con serias limitaciones emocionales puede aspirar a que sus hijos sean un apéndice de él, a que hagan lo que él hace, a que recorran los mismos caminos que él recorre”, explicó Juan José Cañas Serrano, Sicólogo.

Con el paso de los tiempos, los hijos dependen menos de sus progenitores, por eso a veces, sus pasatiempos e intereses son diferentes. Para Cañas Serrano, un adulto dependiente, que no sabe qué hacer frente a las dificultades que se le presentan, pone de presente que sus padres se equivocaron en su formación.

Preguntas y respuestas
Juan José Cañas Serrano
Sicólogo


¿Es normal que padres e hijos compartan un mismo estilo de vida?
En el proceso de socialización de un(a) niño(a) usualmente quienes más influyen son los padres; en esa medida se espera que los hábitos, costumbres, pasatiempos, intereses, principios y valores de los hijos reflejen, en un porcentaje significativamente alto, los de sus padres. Con el ingreso del menor al colegio otras personas entran a influir en sus actitudes y comportamientos, especialmente sus compañeros de clase van a ser determinantes; en ese orden de ideas es perfectamente posible que un padre que delira por el fútbol se encuentre con que su hijo lo aborrece.  

¿Qué sucede cuando los hijos no comparten los mismos gustos o pasatiempos y los padres los obligan?
Obligar a alguien a hacer algo, sea hijo o no, sea niño o adulto, no constituye la mejor estrategia. Quienes somos padres debemos ser capaces de vender a los hijos nuestras ideas; obviamente, como en cualquier venta, no necesariamente lo que les ofrecemos resulta atractivo para ellos. Si estamos convencidos sobre la conveniencia de que nuestros hijos sigan una determinada ruta, tendremos que dedicarle tiempo a diseñar los ambientes que los conduzcan allí; lo que es claro, es que a la imposición sólo debemos recurrir en casos excepcionales.
   
¿Cuándo se comparte el mismo estilo de vida con los padres existe más unión familiar que cuando no?
No necesariamente. Si bien es deseable que haya algunos intereses y pasatiempos comunes, es más importante que los padres hayan logrado transmitir a los hijos ciertos valores y principios; por ejemplo, la tolerancia, que, en esencia, significa el respeto a la diferencia.

¿Cómo se podría moldear ésta?
Recuerdo una familia amiga, compuesta por los dos padres y dos hijas, que tenían como pasatiempo almorzar los domingos fuera de la casa; como eran cuatro, el padre sugirió que cada cuatro domingos, cada uno de ellos escogería el restaurante donde irían a almorzar; ello se traducía en que cada cuatro domingos se daba gusto escogiendo el restaurante que más le agradaba, pero que en los tres se sometía al criterio de los restante miembros de la familia Con ese esquema sencillo no sólo consolidó un pasatiempo familiar, salir a almorzar los domingos fuera de casa, sino que fomentó dos importantes valores, la   equidad y la tolerancia. Creo que estarán de acuerdo conmigo en que, en relación con ese padre, estamos en presencia de un padre inteligente que acierta al diseñar una situación en la que fomenta un pasatiempo grupal y en forma simultánea moldea importantes valores.

Si bien los padres ejercen una gran influencia, no necesariamente determinan el estilo de vida de sus hijos.

Juan José Cañas Serrano, Sicólogo

Credito
LUISA FERNANDA RUIZ VILLAMIZAR

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