El 17 de diciembre de 1986 en Bogotá, sicarios del Cartel de Medellín asesinaron a Guillermo Cano Isaza, director del periódico El Espectador. Su muerte fue uno de tantos crímenes que el narcotráfico cometió contra aquellos que se atrevían a hablar a favor de la extradición.
Veinticinco años después su asesinato sigue en la impunidad y a pesar de que en junio de 2010 la Fiscalía General de la Nación declaró su asesinato cómo un crimen de lesa humanidad, ésta es la hora en que la justicia no ha logrado avances significativos en la investigación.
Varios de los implicados en el crimen han sido asesinados, lo que incluye al abogado de la familia Cano, Héctor Giraldo, la juez Consuelo Sánchez, quien llevó el proceso en primera instancia y el magistrado del Tribunal Superior de Bogotá, Carlos Valencia, quien lo llevó en segunda instancia.
El único condenado por este crimen fue Luis Carlos Molina Yepes, un empresario a quien se le señaló de obrar como banquero del cartel de Medellín, y quien pagó seis años de cárcel.
Los demás implicados en el asesinato fueron condenados en ausencia por el Tribunal Superior de Bogotá, sin embargo, aún son prófugos de la justicia.
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