En efecto: el conocimiento de las costumbres que la gente va adquiriendo en el uso, cada vez más constante, de sus dispositivos y la Red, da a las grandes compañías una información valiosísima, que le permite luego, decirle solamente lo que usted quiere oír.
¿Cómo darse cuenta?
Pero ¿cómo puede darse cuenta de que está enganchado, totalmente atrapado en Red? Muy sencillo. Solamente evalúe si es capaz de cumplir su promesa de entrar a Facebook solamente a mirar un dato y salir; recuerde cuándo fue la última vez que abrió Twitter “por cinco minutos” y pasó más de una hora trinando compulsivamente; o, acaso le sucede que cuando le hablan de libros, la primera palabra que se le ocurre es Amazon.
Las respuestas a estas preguntas en realidad no tienen por qué preocuparle, porque no ha adquirido ninguna enfermedad, simplemente usted, tenga la edad que tenga, ha entrado de lleno en el mundo moderno en el que, para bien y para mal, como todo, la Interconexión mundial y las nuevas tecnologías en general son no solo dominantes, sino ineludibles.
Y en este mundo en línea, los hábitos de los ciber-navegantes constituyen un elemento esencial en la medida en que determinarán muchos de los contenidos futuros de la misma Internet. De hecho, el valor económico de los negocios en la Red cada vez dependen más de lo que los usuarios de la misma están demandando. Es como si la vieja ley de la oferta y la demanda estuviera comenzando a expresarse con nuevas señales.
Los hábitos son oro
En realidad, desde la creación de las primeras empresas de medios on line en los albores de la Web 1.0, estas han hecho dinero mediante el conocimiento de los comportamientos de sus usuarios.
Estas primeras empresas, como AOL o Yahoo comercializaron las preferencias de sus usuarios con los anunciantes, en formatos publicitarios.
Sin embargo, en la Web 1.0 el impacto o importancia de las empresas se mide de acuerdo con una medida que se enuncia CPM, que en inglés significa Cost Per Mill, y que podríamos traducir como costo por mil, en referencia al número de visitantes.
Pero este sistema que los hizo unos potentados en principio, se convirtió en su propia amenaza poco después, cuando las redes sociales tomaron esa información y la usaron para dar participación directa a los usuarios en la producción de contenidos sociales, en el caso de Facebook; en el caso de Twitter, noticiosos y de opinión; y en el caso de YouTube mediante el siempre atractivo video.
La red y el mercado
De esta manera los usuarios empezaron a expresar sus preferencias ya no solamente mediante clics dentro de una página, sino también valiéndose de claras y directas expresiones en textos, audios y videos. Pero, a diferencia de lo que parecería a simple vista, esto no simplificó las decisiones de los anunciantes publicitarios, sino que complicó al máximo la toma de decisiones en este campo.
El alud de información de los consumidores dejó en las libretas de los publicistas muchos más dibujos con interrogantes, que con signos de admiración y asuntos antes de origen simplemente técnico, como la segmentación de mercado ahora es un aspecto mucho más variable, subjetivo y veleidoso.
Facebook llama ridículo a un artículo de The Sunday Times
El pasado fin de semana periódico británico The Sunday Times escribió en uno de sus artículos sobre lo que, a primera vista, parece el descubrimiento de abusos de Facebook sobre la privacidad de sus usuarios. Según el texto, Facebook habría admitido que hace una “lectura a los mensajes de texto” y que aquello es parte de un ensayo para lanzar su propio servicio de mensajería.
Más adelante el diario hace referencia a dos nuevas aplicaciones de teléfono, tras las cuales podría estar la explicación de una denuncia que repetidamente se ha hecho de que la Red Social estaría ‘robando’ datos de sus usuarios.
Desmentido
La reacción de la red social al informe de The Sunday Times fue áspera. Facebook aseguró que el texto es engañoso, en el mejor de los casos. Dijo que si bien su nueva aplicación en el Android Market usa lectura y escritura de las funciones de SMS, esto lo hace con base en un permiso que dan los usuarios mismos. Y que, de todas maneras, se utiliza para probar una nueva característica en que la compañía trabaja.
La empresa aclaró que la aplicación no tiene que leer los mensajes, y que en todo caso, los permisos para obtener dicho acceso están claramente establecidos al instalar la aplicación, en un texto que expresamente le pide al usuario que manifiesta si acepta o no.
En el comunicado Facebook agregó: “The Sunday Times ha hecho algunas creativas teorías de conspiración, y la sugerencia de que estamos leyendo en secreto los textos de la gente es ridícula. Esto se hace en previsión de nuevas características que permitan a los usuarios integrar funciones de Facebook con sus textos. Sin embargo, con excepción de algunas pruebas muy limitadas, no hemos puesto en marcha nada, así que ni siquiera se está utilizando el permiso y si lo hacemos, los usuarios inmediatamente serán enterados de lo que está sucediendo”.
Más negativas
Este es un capítulo más de los tantos que últimamente se han escrito sobre este mismo tema de la posible intromisión de Facebook en contenidos de sus usuarios que deberían ser privados.
Una y otra vez la compañía ha asegurado que en una gran medida los rumores solo se han creado para beneficio de sus competidores y ha negado de manera tan contundente como lo hizo con The Sunday Times, cualquier posibilidad de que sea cierto que piensa ‘leer’ en secreto los contenidos privados de sus clientes.
Sus comportamientos, particularmente los que está adquiriendo frente al computador, Smartphone, tableta, consola de videojuegos o cualquiera de los dispositivos que usa, son simplemente hábitos para usted. Para otros, son oro puro.
Credito
JUAN MARTÍNEZ MARTÍNEZ
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