Mientras el paramilitar desmovilizado José Gregorio Díaz declaró ante la Fiscalía que durante su reclusión en la cárcel de Valledupar habría recibido varias llamadas de la oficina del Alto Comisionado de Paz y un grupo de abogados quienes supuestamente le ofrecieron 500 millones de pesos para que guardara silencio y no diera a conocer la información que tenía sobre la manera como se habría fraguado la falsa desmovilización, La Silla Vacía confirmó otro dato que introduce un nuevo interrogante en el caso.
Según le dijeron personas cercanas a los paramilitares, que lo oyeron de viva voz, antes de la desmovilización del Cacica la Gaitana el narcotraficante Hugo Alberto Rojas tuvo acercamientos con los jefes de las AUC para que lo hicieran pasar como paramilitar en las listas de Justicia y Paz y así lograr saldar sus cuentas con la justicia.
Rojas estaba preso en La Picota, acusado de ser el responsable del transporte de coca en avionetas para distintos traficantes y quería evitar la extradición.
Entonces, Rojas les ofreció dos millones de dólares a los paramilitares por hacerle este ‘favor’ e incluirlo en la lista de desmovilizados. Lo curioso es que Alejandro Albarracín, quien se desempeñaba como funcionario de la Oficina de Luis Carlos Restrepo y quien era el encargado de toda la logística de las desmovilizaciones, fue quien –según estas fuentes- anduvo buscando acercamientos con los paras para que recibieran a Rojas.
Según contó a La Silla Vacía una de estas personas que hablaron con Rojas, los paramilitares no lograron llegar a un acuerdo y rechazaron la oferta del narco.
Posteriormente, cuando estaban en la cárcel de la Ceja, uno de ellos escucharon cuando Albarracín junto con el coronel Vargas de la Policía, que también trabajaba en la oficina de Restrepo, y el general Lelio Fadul Suárez Tocarruncho, jefe de inteligencia del Ejército, comentaron que iban a desmovilizar a Rojas con un frente de las Farc en el Tolima.
Este Alberto Rojas fue quien en efecto se terminó desmovilizando como guerrillero con el frente Cacica la Gaitana y posteriormente fue extraditado.
Jefes paramilitares en Ralito recibieron una solicitud de Alejandro Albarracín, de la Oficina de Restrepo, para que recibieran al narcotraficante Hugo Alberto Rojas.
Este narco quería que lo incluyeran en su lista de paramilitares y así salir de deudas con la justicia. Los jefes ‘paras’ no lograron llegar a un acuerdo y no aceptaron su oferta.
Luis Carlos Restrepo se fue del país y estaría buscando asilo político, pues afirma que el proceso judicial en su contra por esta falsa desmovilización es una persecución política.
El gestor
Raúl Agudelo Medina, alias “Olivo Saldaña”, fue gestor de la falsa desmovilización. Ha cambiado varias veces su versión sobre lo ocurrido.
Según contó Salud Hernández en una columna del 28 de enero, Rojas, quien era compañero de cárcel de Olivo Saldaña, ofreció un millón de dólares al guerrillero para que el Gobierno lo metiera como desmovilizado en la lista de Justicia y Paz. Esta vez sí le aceptaron el trato.
“Faltaban uniformes, las armas y el entrenamiento mínimo para hacer el engaño. El narco consigue fusiles con un amigo de Santa Marta -Álvaro Padilla- y el coronel de inteligencia del Ejército Hugo Castellanos, representante del Alto Comisionado de Paz, se ocupó de recogerlos.
También se encargó del lugar y la protección donde el ‘Cacica la Gaitana’ esperaría el Día D haciendo ejercicios e, incluso, aprendiendo el himno de las Farc. Se produce la famosa desmovilización con un aparato de la flota de Rojas Yepes que llevaba dos años incautado en Corozal” escribe Salud Hernández.
Esta versión de Salud fue ratificada a La Silla por otra fuente independiente que conoció en su momento a Billy Schaffer, un piloto que reclutaba otros pilotos para enviar drogas y que cogieron preso con fines de extradición.
En su negociación con la Corte del Distrito de Columbia, Schaffer ofreció el avión Aerocomander que estaba parqueado en Corozal.
Según se supo en ese momento de la negociación, el avión era de su jefe Hugo Alberto Rojas. Al final no lo logró entregar porque el falso bloque de la Cacica la Gaitana de las Farc se le adelantó y lo entregó en su falsa desmovilización.
Siguiendo la plata
Nadie duda a estas alturas que el narcotraficante Rojas financió el montaje de la Cacica la Gaitana. Incluso, el paramilitar desmovilizado Libardo Duarte, alias ‘Bam Bam’, dijo a Noticias Uno que no fue solo Rojas, sino que fueron cuatro los extraditables que aportaron dinero y armas para la desmovilización falsa del Cacica la Gaitana.
Según él noticiero, Duarte “se reunió con militares activos y con asesores del comisionado de Paz Luis Carlos Restrepo, para canjear la entrega de dineros y armas a cambio de que el gobierno no los extraditara”.
“Yo me vine acá, a mí me presentaron al general Tocarruncho, que en su momento era el comandante de la Brigada (Sexta) en el Tolima, también me presentaron a Joaquín, que se hacía llamar en su seudónimo de inteligencia como Julián, que era el comandante de la Rime 5 de acá, el coronel Joaquín, también estaba Alejandro Albarracín, asesor del Comisionado de Paz, también estaba Hugo Castellanos, asesor del Comisionado de Paz”, dijo ‘Bam Bam’.
“A los que yo les entregué las armas fue a un señor que se llamaba Alcides Pacheco Ramos en Santa Marta, que allá fue Alejandro Albarracín y fue Hugo Castellanos, los asesores de él”.
Con toda esta información, queda más o menos claro que el montaje se hizo –entre otras cosas- para desmovilizar al narco Rojas y quizás a otros.
Eso es lo que dijeron a la Fiscalía los hermanos de ‘Olivo Saldaña’, Martha Lucía y Álvaro Agudelo Medina, quienes admitieron que la falsa desmovilización se concibió para favorecer al narcotraficante Hugo Alberto Rojas, solicitado en extradición por Estados Unidos, según reveló Noticias Uno.
La pregunta es quién se quedó con una buena porción de la plata pagada por Rojas.
Hasta el momento, se ha dicho que el narcotraficante financió la compra de los uniformes, las armas y el entrenamiento. Pero las cuentas no dan y alguien se tuvo que quedar con una buena parte del millón de dólares.
Según dijo el guerrillero José Alfredo Pacheco, uno de los investigados por la falsa desmovilización y principal testigo de la Fiscalía en este caso, a cada ‘guerrillero de utilería’ le prometieron pagar entre 400 y 500 mil pesos. Y eran en total 60. Es decir, que ahí se fueron 30 millones de pesos. Entre los otros cobros se registra, según Pacheco, lo pagado a su hermana, quien recibió “tres millones de pesos para que coordinara a la gente”, según contó a Semana hace un año.
Sobre las armas, el exguerrillero dijo que se las compraron a un narcotraficante apodado ‘Don Alvarito’, preso en La Picota.
“Don Alvarito me dijo: ‘Tengo unos fusilitos, se los vendo para que le salgan más baratos’. Mi hermano fue hasta Santa Marta y de allá se van hasta La Tebaida”, relató el exguerrillero quien participó en el montaje.
Teniendo en cuenta que un fusil Galil nuevo cuesta en Indumil 1’800.000, un ‘fusilito’ viejo como el que entregaron no puede costar más de un millón de pesos. Es decir que en eso no se gastaron más de 100 millones de pesos. Y supongamos que en uniformes se gastaron 50 millones.
Y asumamos que se gastaron los 500 millones en callar a Díaz. Siguen faltando mil millones de pesos que alguien se embolsilló.
Pacheco dijo que ‘Olivo Saldaña’ se quedó con la plata, pero no hay más pruebas de que así haya sido.
Y Mildred Hartmann, la abogada de Luis Carlos Restrepo, dijo en la última audiencia que el exalto Comisionado sacó al narcotraficante de la lista de Justicia y Paz. Es decir, que o no conocía del acuerdo con Rojas o lo traicionó.
En todo caso, bien valdría la pena seguirle la pista a esos mil millones de pesos. También escuchar la versión del coronel Vargas y de Alejandro Albarracín, quienes como asesores de Restrepo jugaron un papel clave en Ralito y en la desmovilización de la Cacica la Gaitana. Este último después de la desmovilización siguió siendo contratista del Estado y seguramente la información que aporte ayudará a completar el rompecabezas.
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