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Caída las seis y media de la tarde, donde muchas personas retornan a casa, esta redacción observó que recorrer las calles de Ibagué en la noche, sea a pie o en vehículo, genera un panorama desolador y aumenta la inseguridad.
Esta redacción realizó un recorrido por algunas de las principales avenidas (Mirolindo, Ambalá y la Quinta) que abarcan un tramo significativo de barrios, y en medio de las sombras dialogó con varios ibaguereños que diariamente tienen una preocupación latente por la ausencia o falta de funcionamiento del alumbrado público.
En la Ambalá, donde hay centros educativos, conjuntos cerrados, y un sinnúmero de comercios, entre ellos nocturnos (bares, discotecas, restaurantes de comidas rápidas, entre otros) Edgar, quien es propietario de una discoteca ubicada en el barrio Pedregal, relató que la oscuridad ha desencadenado varios infortunios.
“Esto favorece mucho a los delincuentes, consumidores de estupefacientes. A raíz de que se ven oscuras las calles han aumentado las personas que pasan y le piden a uno ayuda porque la robaron aquí ‘arribita’ allí ‘abajito’ o que ‘hay unos tipos por allá que se ven raros, usted me puede acompañar a pasar que me da miedo’, entonces todo ese tipo de cosas son las que nos afectan”.
Aparte de las luces que el comerciante ya tiene en su local, las cuales ayudan a dar un poco de claridad a la carretera, tiene en mente comprar unos reflectores, porque sus ventas ya se ven perjudicadas, “la gente prefiere dar la vuelta por la Urbanización Entrerríos para evitar pasar por este lado tan oscuro, porque tiende a ser peligroso y obviamente eso disminuye nuestras ventas” puntualizó Edgar.
Y es que, hay lugares en los que no funciona una sola luminaria, otras donde están encendidas, pero son pocas para el tamaño del tramo y tienen muy poca intensidad, sin olvidar las que son tapadas por las ramas de los árboles.
Además de la oscuridad de las calles, vías con la Ambalá desde las 6 pm. permanece congestionada.
El ‘destello’ de los carros y las motos entre las sombras, permiten percibir esas personas que recorren las calles a pie o los ciclistas que van ‘pegaditos’ al andén, y entre todos ellos estaba Estiben, quien sentado en un bloque de cemento en compañía de su perro, relató que todas las noches sale de su apartamento a la avenida Mirolindo a esperar que su esposa llegue del trabajo.
“Esto por acá es peligroso, por lo mismo que es oscuro y pues ella sola es muy diferente; ahí traigo a la perrita para que me cuide” sostuvo el ciudadano, quien desde hace un mes que llegó a vivir a la zona no ha visto funcionar las luminarias públicas, pero sí presenció un posible intento de hurto a tres jóvenes que fueron rescatados por un taxista.
Otros de los sitios que los ibaguereños indicaron hacer de Ibagué “una ciudad fantasma” son, la Glorieta de El Vergel hasta la de Cañaveral, en el barrio El Salado, la carrera Quinta, la Ferrocarril, la carrera Cuarta con calle 28, en el barrio El Carmen, la carrera 19 y el barrio Calambeo.
A pesar de que muchas personas han logrado salir bien librados de un accidente o de un robo, esta redacción en varias oportunidades se intentó comunicar con el gerente de Infibagué, Felipe La Rota, para conocer si tiene un cronograma para intervenir el alumbrado público de la zona urbana, y si es así, a partir de cuándo empiezan las labores, qué tipo de elemento se instalaría, pero no hubo respuesta.
Hélmer Parra / EL NUEVO DÍA -Conjuntos residenciales, instituciones educativas y comercios son las infraestructuras que más priman en las vías principales.
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