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Esta importante vía comunica los barrios Clarita Botero, La Paz, Ancón Tesorito, Siete de Agosto y La Aurora con la zona céntrica de la ciudad.
Los residentes de estos barrios, ubicados en la parte rural de la comuna dos, se familiarizaron tanto con los gigantescos huecos que se acostumbraron a ellos. Así lo recuerda Claudia Díaz, quien vive en el barrio Clarita Botero desde el año 2010: “La gente intentaba pasar por los laditos o ya se sabía por dónde era menos profundo el hueco para no pegarle tanto a la moto”, mencionó.
Otra habitante, que prefirió no revelar su nombre, expresó que era sumamente incómodo transitar por allí tanto en carro como a pie. Recordó que los peatones también se veían afectados por el polvo que levantaban los vehículos al pasar por dichos huecos o por los motociclistas que se orillaban mucho al andén con la intención de evadirlos.
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Nancy Rojas le contó a El Nuevo Día que, incluso hace unos años, vivió una incómoda experiencia a raíz de esto: “Un busetero de la ruta 50 un día no quiso subir hasta La Paz porque no quería pasar por ahí. Toda esa huecamenta supuestamente dañaba la buseta y me tocó caminar hasta arriba porque él no quiso”.
Hace un par de meses, el IBAL dio apertura a su estrategia Combo 3X1 con la intención de hacer revisiones de alcantarillado y acueducto, por lo que recientemente se logró la intervención en esta zona.
Cabe señalar que, desde que se hizo el cierre de la vía principal, la única manera de que los ciudadanos de dichos barrios pueden descender hacia el centro de Ibagué es por una calle muy angosta que atraviesa el barrio Aurora.
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Al ser tan pequeña, los conductores de las busetas del servicio público, así como de los carros de recolección de basuras, camiones, entre otros de gran tamaño, se han visto en problemas para poder subir o bajar de allí. Incluso, en una ocasión, según Díaz, el carro de basuras golpeó la parte delantera de una casa por intentar pasar.
Con maquinaria amarilla, los trabajadores terminaron de romper la vía y realizaron las mejoras para luego empezar a pavimentar. Esta tarea, aunque ha causado molestias secundarias por el ruido, el exceso de tierra en las casas y, sobre todo, el desvío para todo tipo de vehículos, tiene a la mayoría de habitantes contentos de ver que estrenarán calle. "La verdad es algo muy importante porque nos trae mucha comodidad; ya no va a haber huecos, además se va a despejar más la vía, va a haber menos aguas lluvias por la calle", expresó Juliana Ortiz, residente del sector.
Sin embargo, no todo ha sido felicidad, pues todavía hay una parte menor de la calle que se encuentra inhabilitada porque aún no se ha terminado. Según Heidy Reyes, vendedora de productos para la belleza, la falta de cultura ciudadana ha causado que los trabajadores no hayan terminado completamente la labor, pues asegura que muchos de sus vecinos retiran las cintas y pasan por allí, generando traumatismos en las labores de los obreros, quienes tienen que volver a corregir las fallas ocasionadas por las personas que violan la medida de restricción.
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Asimismo, alegó que sus ventas se han visto muy afectadas porque justamente su local está ubicado en el tramo que aún está cerrado y sus clientas prefieren ir a otros lados que movilizarse a pie hasta su negocio. No obstante, reconoció que esta intervención era necesaria y espera con optimismo que por fin se termine la obra y volver a vender con normalidad.
Otra persona que se ha visto afectada en gran medida por estos trabajos es Doña Isabel, una adulta mayor que vive sola por esta zona. La señora le contó a este medio que un trabajador del IBAL, quien se movilizaba en una aplanadora, alcanzó con la máquina a su perrita 'Violeta' y esta murió en el acto. Ante este caso, aseguró que no le pagaron el animal y tampoco querían hacerse cargo del entierro. Finalmente, Doña Isabel afirmó que luego de discutir con el ingeniero de la obra, se llevaron los restos de su compañera, quien fue su amiga durante ocho años. Vecinos y testigos aseguraron que se trató de un accidente, pero aun así, el empleado tuvo que ser reemplazado, ya que algunos querían lincharlo.
En conclusión, la invitación de la comunidad a los encargados es a terminar lo empezado para poder disfrutar, luego de tanta espera, de una calle digna.
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