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Louise y Connor Bice, una joven pareja británica, recibieron con alegría el nacimiento de su hija, Aretria, quien desde sus primeros días de vida sorprendió a todos con sus hermosos ojos azules.
La pequeña fue la primera en la familia en tener este distintivo color de ojos, y aunque inicialmente esto llenó de orgullo y felicidad a sus padres, lo que vendría después los dejaría sin palabras.
A los seis meses de vida, Aretria comenzó a mostrar señales alarmantes que indicaban que algo no estaba bien. Uno de sus ojos comenzó a secretar y cualquier exposición a la luz provocaba que la bebé llorara de dolor.
Ante esta situación, Louise y Connor decidieron buscar ayuda médica para su hija, sin imaginar que esto sería el inicio de un desafiante viaje lleno de incertidumbre.
El diagnóstico devastador
Después de consultar a varios especialistas, los padres recibieron una impactante noticia: su amada hija padecía un grave caso de glaucoma congénito bilateral, una rara anomalía genética que provoca una presión extrema y creciente sobre el nervio óptico. Esta condición, de no ser tratada a tiempo, podría causar la pérdida total de la visión.
Aretria fue sometida a una cirugía de cuatro horas en el Hospital de Niños de Birmingham, Inglaterra, en un intento de aliviar la presión ocular que amenazaba su visión. Sin embargo, los resultados de esta primera intervención fueron desalentadores, ya que la presión en sus ojos no disminuyó como se esperaba.
Ante la gravedad de la situación, los médicos se vieron obligados a realizar una segunda cirugía, y ahora la familia está en vilo, esperando noticias sobre el éxito de este procedimiento. Louise y Connor enfrentan una situación desgarradora, ya que su pequeña Aretria ha experimentado una pérdida significativa de visión en ambos ojos y solo conserva un 5% de visión en su ojo derecho.
La madre, Louise, ha compartido su historia con la intención de crear conciencia sobre el glaucoma congénito y advertir a otros padres sobre los posibles signos de alerta que pueden pasar desapercibidos.
Ella expresó: "Nunca esperé que los grandes y hermosos ojos de Ari fueran algo malo. De repente, un día, su ojo se nubló: un minuto estaba bien y a los 15 minutos después cambió por completo. Después de dos cirugías, todavía no sabemos qué pasará, ya tiene solo un 5% de visión en su ojo derecho", para el medio británico Daily Star.
Louise también agregó: "Creo que si hubiéramos logrado diagnosticar esto antes de que la presión se saliera de control, ahora podría no estar ciega de un ojo. Si alguien hubiera dicho que era raro, tenía ojos grandes en lugar de lindos, podríamos haberlo revisado, pero ninguno de nosotros sabía que era una señal de alerta".
La valiente familia Bice espera que su historia inspire a otros padres a prestar atención a las señales de alerta y a buscar atención médica temprana en caso de preocupaciones sobre la salud visual de sus hijos. Su lucha por la salud y la visión de Aretria continúa, y con ella, su esperanza de un futuro más brillante.
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