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Los hechos tuvieron lugar en el barrio costero de Warf Jeremie, en la zona de Cité Soleil, uno de los sectores más empobrecidos y violentos de Puerto Príncipe, Haití. La violencia fue desencadenada por las acusaciones de brujería lanzadas por Micanor Altes, alias ‘Rey Mikano’, líder de una de las pandillas más poderosas de Haití.
Según informes de la organización de derechos humanos CDP-Haití, más de 180 personas, en su mayoría mayores de 60 años, fueron asesinadas con cuchillos y machetes por los miembros de la banda de Mikano. El motivo de la matanza surgió después de que el líder criminal consultara a un sacerdote vudú sobre la grave enfermedad de su hijo, quien le sugirió que los ancianos de la comunidad le habían lanzado el "mal de ojo", lo que, según él, causó la enfermedad de su hijo. La respuesta de Mikano fue violenta: ordenó la ejecución de los ancianos y adeptos del vudú, acusados injustamente de practicar brujería.
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A pesar de los esfuerzos del líder para culpar a la comunidad, su hijo falleció el domingo 8 de diciembre. La masacre, que incluyó la quema de cadáveres y el asesinato de mototaxistas que intentaban evacuar a los habitantes, dejó a la población aterrorizada. La ONG CDP-Haití subrayó que el balance de muertos podría ser aún mayor, ya que las pandillas han dificultado el acceso a la zona, lo que ha impedido una estimación precisa.
La violencia en Haití ha alcanzado niveles alarmantes, con las pandillas controlando casi el 80% de Puerto Príncipe y sembrando el caos en un país sumido en una crisis política y social profunda. Esta masacre se suma a los más de 5.000 muertos en lo que va del año, según la ONU, y a más de 700.000 desplazados por la violencia. Las autoridades haitianas, que no controlan la totalidad del territorio, han condenado este acto de barbarie y prometido perseguir a los responsables con rigor.
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Mientras tanto, la violencia sigue desbordando a las autoridades haitianas y a la misión internacional que se ha desplegado para restaurar el orden en el país. Las pandillas siguen operando con impunidad, y Haití continúa viviendo una de las crisis humanitarias más graves del Caribe.
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