Con 150 mil rosas alzadas al cielo y varios minutos de silencio, los habitantes de Oslo se concentraron en el puerto para rendir un sentido homenaje a las víctimas del doble atentado del viernes. Anoche, los noruegos afluían desde los cuatro costado de Oslo con una flor en la mano para asistir a lo que se ha dado en llamar "el desfile de la rosa". "Vinimos por solidaridad, para estar todos juntos y compartir nuestra pena", explicó Tone Mari Steinmoen, de 36 años.
"Es un momento de comunión importante para nuestro país", añadió. Al cabo de unos minutos, la circulación quedó cortada en las principales arterias de la ciudad y ante el tamaño de la concentración un organizador anunció que se anulaba el cortejo previsto y era preferible que todo el mundo se quedara donde estaba. Luego, se alzaron las rosas para un minuto de silencio en un ceremonial que se repitió varias veces a lo largo de la noche.
"Esta noche, las calles están llenas de amor", declaró el príncipe heredero Haakon, ovacionado por la muchedumbre a orillas del fiordo de la capital noruega. "Los que se encontraban en el barrio gubernamental y en Utoya eran blancos del terror. Pero nos alcanzó a todos", añadió bajo los aplausos.
Estamos aquí para demostrar que somos una sociedad de mentalidad abierta y respetuosa", comentó Roy Kvatningen, de 37 años, que acudió con su hija de seis. Las palabras del primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, también conmovieron a los asistentes: "El mal puede matar a una persona, pero no puede matar a un pueblo", dijo, pidiendo que no haya "nunca más un 22 de julio". Esta emotiva manifestación coincidió con la comparecencia ante el Juez del presunto autor de la matanza Anders Behring Breivik, de 32 años, contra el que se dictó prisión preventiva.
Pero en la concentración no se palpaba odio ni ira. "No sentimos nada hacia él. Nos nos preocupa, estamos aquí por nuestro país, por las víctimas, por sus familiares, no por él", explicaba Bénédicte Larodd, de 26 años. "Viniendo aquí quiero demostrar que no tenemos miedo. No dejaremos que este individuo nos atemorice", añadió Roy Kvatningen.
Los mensajes de Eskil Pedersen, dirigente del movimiento de la juventud laborista diezmado en el tiroteo en una isla cercana a Oslo, y el alcalde de la capital, Fabian Stang, tampoco dejaron indiferentes a nadie. "Vamos a castigar al culpable. El castigo será más generosidad, más tolerancia, más democracia", aseguró el Alcalde.
Esta noche (ayer) "¡mostramos lo que será la Noruega de mañana!", arengó Eskil Pedersen. Acto seguido, sonaron algunas melodías y se coreó el himno nacional. "Para la juventud", una canción noruega compuesta en vísperas de la Segunda Guerra Mundial y convertida en himno antinazi de la resistencia noruega cerró el acto.
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