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Con los cambios en el clima, nuestro departamento, que vive del campo, se ve muy golpeado. Las lluvias fuertes o el calor extremo afectan las cosechas, y eso se refleja en los precios de lo que compramos. Productos como el maíz, el café, el arroz y las frutas empiezan a subir de precio porque el clima está volviendo más difícil el trabajo de los campesinos, sin omitir que las inundaciones afectan las vías terciarias y hacen imposible que puedan sacar sus productos. Así, cada vez que hacemos mercado sentimos en el bolsillo los efectos de un clima que parece volverse loco.
A esto se suma que la salud también pasa por momentos duros. Las altas temperaturas y los inviernos fuertes hacen que proliferen enfermedades como el dengue y la gripa, afectando especialmente a los niños y adultos mayores. Además, ¿quién no se ha sentido agotado con el calor que parece que no da tregua, o angustiado ante las fuertes lluvias que generan embotellamientos y desbordamiento de alcantarillas?, estas situaciones no solo ocurren en Europa, también son recurrentes en nuestro territorio.
En la reciente COP16, una reunión mundial para hablar sobre el clima, los países se comprometieron a reducir sus emisiones para evitar que el planeta se siga calentando. Y, aunque no somos grandes contaminantes, es importante que en el Tolima también tomemos conciencia de lo que podemos hacer. El calentamiento global no es solo un problema de los grandes países, es un problema de cada habitante del planeta Tierra.
Aunque no tengamos el poder de cambiar el mundo entero, sí podemos poner nuestro granito de arena. Cosas simples como ahorrar energía en casa, preferir productos locales, y reducir el uso de plásticos pueden hacer una gran diferencia. Además, apoyar iniciativas que promuevan el cuidado de nuestros ríos, nuestros cultivos y nuestros bosques es una forma de cuidar el futuro de nuestra región.
El calentamiento global ya está aquí, tocando la puerta de nuestros hogares en el Tolima. No debe ser un tema de expertos o de ciertos círculos, nos afecta a todos, nos afecta el bolsillo, toca la salud y cambia la manera de vivir. Por eso, es hora de abrir los ojos y recordar que el cambio empieza en casa, debemos ser agentes de cambio, y no solo de palabra o redes sociales.
Cada uno de nosotros puede aportar con acciones simples en el día a día. Por ejemplo, podemos ahorrar energía apagando luces y aparatos que no estemos usando, eligiendo bombillas LED y ajustando el uso del aire acondicionado o calefacción. También es clave reducir nuestros residuos llevando bolsas reutilizables al mercado, separando la basura para reciclar y reutilizando objetos siempre que sea posible. Además, al optar por caminar, usar bicicleta, transporte público o compartir el carro con otros, estamos ayudando a disminuir las emisiones contaminantes. Pequeños cambios como estos tienen un gran impacto si los hacemos parte de nuestra rutina.
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