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Para el caso tolimense los malos hábitos, en mi opinión inadmisibles por nocivos y regresivos, se convierten en títulos de prensa y por tanto en trago amargo de cada mañana que, en vez de avivar el optimismo por nuestro futuro, causa desazón e incertidumbre; por ello, del infinito popurrí de aquellas perlas, tomo algunas para desmigajarlas y plantear conclusiones.
“Estamos logrando la meta de vivir en una Ibagué sin huecos”, es noticia mañanera que da el señor alcalde, noticia que uno no sabe si es chiste, burla, ligereza, cinismo o qué otra cosa en una Ibagué con creciente deterioro de su escasa malla vial. Hace poco y por enésima vez, la oficina de espacio público de Ibagué despejo de ventas ambulantes la carrera Tercera para causar un efecto mediático y no una solución real, pues solo el cortoplacismo y su vanagloria cabe en la cabeza de “mandatarios” que jamás convocaron a dialogar sobre la complejidad del desarrollo como única solución para racionalizar la convivencia ciudadana.
El “barrretismo” se excusa ante la opinión por haber elegido al actual alcalde, disculpa que, de hecho, comprueba que a nuestros gobernantes los elige la autocracia y no la democracia, que los ciudadanos votan, pero no eligen y que las disculpas son artimañas para despejar el camino al nuevo ungido y no sincero acto de contrición. Ya comenzó la romería de caciques y cacicas nacionales para notificarle a los tolimenses por quiénes votar en las elecciones de octubre del 23; así entonces las guías para elegir gobernantes no serán las ideas del cambio, la democracia regional y liderato legítimo, sino “los dueños” de partidos y avales, mal hábito que demuestra que el Tolima es enclave electoral y no territorio con espíritu autonómico.
Para no mentirnos más sobre el desarrollo sabiendo que en momentos de la verdad siempre oímos y sufrimos un sartal de perlas chiviadas, esta sería la época para admitir que por falta de personalidad política tolimensista ronda una subcultura política aborregada y carente de ideas que convirtió al Tolima un rey de burlas, en región sin espíritu crítico que, por lo mismo y así lo objeten quienes prefieren eufemismos elusivos, compromete gravemente su futuro.
Válida es esta cita de Rousseau: “la única costumbre que hay que enseñar a los niños es que no se sometan a ninguna costumbre”.
Porque hasta los alternativos demócratas poseen la misma racionalidad de los autócratas, hoy se ve imposible que surja un movimiento por la dignidad del Tolima decidido a cambiar costumbres y producir la esquiva transformación. Para evitar los malos hábitos ya aconsejaba Gandhi: “Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras; cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos; cuida tus actos, porque se convertirán en tus hábitos; cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino”
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