Dar respuesta a la carencia de agua de hoy se ha convertido en el gran tema de debate, enmascarando la falta de objetivos claros y propósitos definidos para nuestra capital, en los discursos de los aspirantes al primer cargo de la ciudad y en sus programas.
Claro que solucionar las deficiencias de nuestro acueducto debe, -como ha debido serlo en las anteriores administraciones y no lo fue-, ser gestión obligada para todo alcalde, como una elemental acción de subsistencia colectiva, como lo es para cada individuo la consecución del diario alimento para sà y su familia, en cuanto no puede concebirse congregación poblacional alguna sin este servicio básico y el de energÃa.
Es la obligación mÃnima del gobernante que sea, para que, a partir del cumplimiento de ella, se dedique a construir el porvenir con base en la definición del tipo de ciudad a la que se aspira y las acciones que se deben adelantar para alcanzarlo: lo demás es apagar incendios y esperar la aparición de nuevas calamidades para ver cómo afrontarlas “si acaso se puedeâ€.
Son ya 461 los años que acabamos de cumplir con idéntico actuar, que se evidencian en el atraso que presentamos frente al desempeño de otras urbes más jóvenes y más pujantes y con claridad frente a los tiempos por llegar: bástenos mirar a MedellÃn buscando integrarse con el Chocó en procura de una salida al mar, Bucaramanga incorporando sus áreas próximas, y las ciudades del Eje Cafetero o la vecina Girardot, que, sin pausa, han ido orientando su acción hacia su consolidación como máximos polos de atracción turÃstica en el centro del paÃs.
Mientras tanto, posibilidades de desarrollo como la conversión de Ibagué en actora económica y polÃtica activa de una extensa zona bajo el esquema de “ciudad región†no se contemplan a pesar de las ventajas comparativas y competitivas que presenta en este aspecto: cercanÃa a Gualanday, Chicoral, Flandes, Espinal, Girardot, Melgar, Guamo, Payandé, San Luis, Purificación, Ortega, Rovira, Cajamarca, Anaime, Alvarado, Venadillo, Lérida e incluso Mariquita y Honda, productoras de los más variados frutos del agro y zonas ganaderas y mineras por excelencia.
Buenas vÃas carreteables ya existentes o por construir como las recientes dobles calzadas, y la facilidad de lograr la recuperación -si nos empeñamos en ello- de las antiguas lÃneas férreas a Girardot, Cajamarca y Dorada, buscando con esta última nuestra propia salida al mar por el Magdalena medio.
Imaginación, ganas de acertar y capacidad de acción es de lo que se requiere para gobernar la urbe y sacarla del estado de postración en que se halla, como nos lo ha venido demostrando el gobernador Barreto con su acción, lo demás es demagogia preelectoral y más de lo mismo.
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