Cómo hacer todo mal

Editado por Hollman Morris y el sistema de medios públicos que se convirtió en el nuevo Telesur del continente, el libro relatará cómo no hacer nada para configurar una crisis humanitaria y convertirla, no sólo en la peor de la historia en un solo evento, según lo documentado por la Defensoría del Pueblo, sino además en una tácita demostración de desgobierno.

Cronológicamente dividida en capítulos, la primera parte de la obra se titulará “Oidos sordos”, en ella se contará cómo pese a haber sido advertidos dos meses antes, frente a la posibilidad de que estallara una guerra entre grupos armados en la región del Catatumbo, el Ministerio del Interior miró hacia otro lado y la inteligencia militar, ni siquiera se tomó la molestia de considerar la alerta.

El segundo capítulo con el rótulo: “El Horror”, narrará al lector las atrocidades de los violentos, en una cacería despiadada de líderes sociales, civiles y excombatientes, puerta a puerta, confinando poblaciones enteras y forzando su desplazamiento, en un recordatorio de los peores años del paramilitarismo en Colombia.

Aquí, además, se ilustrará con detalle la manera en que el estado fue sustituido y sobrepasado por actores armados que hasta se dan el lujo de reseñar en sus partes de guerra el rescate de secuestrados y su entrega a comisiones humanitarias, así como la aprehensión de unidades enemigas. Mucho más que las maniobras de las Fuerzas Armadas, limitadas por instrucción presidencial a hacer extracciones aéreas de la población en riesgo y disparar cañonazos o fuego disuasivo para motivar el repliegue de los violentos.

En este mini tratado sobre estrategia castrense, también se contemplará una reflexión frente a la procedencia de sustituir fusiles por bayonetas para causar el mínimo de muertes en combate.

Un contexto adecuado para introducirse en el  capítulo III: “El Ausente” que detallará cómo sólo después de 48 horas de masacre y acumulando cerca de 80 víctimas mortales, el ministro de Defensa, Iván Velásquez, por fin apareció públicamente para anunciar su desplazamiento a la zona de la confrontación.

A pesar de su longevidad, Velásquez probará cómo en este mundo mediado por las tecnologías y la inteligencia artificial no se necesita estar presente para seguir los acontecimientos.

Además incluirá una discertación sobre la conveniencia de usar hologramas y consultar al chat GPT qué hacer en caso de emergencias como está.

Los capítulos IV y V tendrán al mismo protagonista.

El cuarto: “Ojos que no ven”, inspirado en el elefante de Ernesto Samper que nadie vio entrar al Palacio de Nariño, explicará la travesía de decenas de unidades guerrilleras del ELN, que, según el presidente Petro, durante un mes viajaron desde Arauca hasta Norte de Santander, sin despertar la mínima sospecha.

Todo un manual de mimetizaje y formas escurridizas para burlar la inteligencia de la fuerza pública.

A su vez, el quinto: titulado “Viajero”, demostrará cómo un borondo por Haití puede componer cualquier quebranto de salud que antes impidió al Ministro Velásquez  llegar al Catatumbo, pero además ayudará al lector a construir su propia definición de prioridades y el concepto de coherencia, ejemplificado desde una Conmocion Interior declarada, bajo el argumento de amenaza cierta a la soberanía nacional, versus un momento para alimentar el narcisismo y sentirse como emperador entre los más pobres.

Cómo hacer todo mal es un libro tan completo que bajo la mirada del internacionalista, estadista, historiador, líder mundial (visto así por Gustavo Bolívar) e intergaláctico con aspiraciones de esparcir el virus de la vida en Marte, Gustavo Petro, nos ayudará a entender con todo y mapa, la conexión entre el Catatumbo, Haití, Venezuela, la no aprobación de la reforma tributaria, las cuchas y la escombrera y la oposición,  en un solo paquete.

Un capítulo de obligatoria lectura para abordar el séptimo: “Somos culpables”. Dedicado al arte de lavarse las manos y no asumir responsabilidades políticas, utilizando como técnica la transferencia de culpas a todos.

No hay errores individuales, fallamos como “Nación”, es el tema central.

Al final será inevitable sentir compasión por el Presidente y su gobierno y culpa en un acto de contrición por no haber hecho nada como colombianos para evitar la masacre.

En sus movimientos literarios el capítulo VIII “Buenísimo” promete sacarnos de la melancolía al humor político. 

En él, el símbolo de la unidad nacional inspirará desde el ejemplo a burlarse de la oposición, utilizando la tragedia de 36 mil desplazados y casi 100 muertos, en las horas más aciagas del país.

Por último el capítulo IX, “Entre vecinos” nos permitirá entender que sin importar si el mundo entero los ve como un régimen violador de derechos humanos y cómplices del actuar del ELN,  vale la pena perder la dignidad y tocar la puerta de Maduro y el Cartel de los Soles, dizque para pedir ayuda en el control de la frontera, donde las guerrillas han encontrado sus mejores trincheras.

Por el interés global, la obra tendrá una versión en inglés con traducciones de la nueva canciller Laura Sarabia.

La portada como imagen un caballo famélico y de mirada triste en una vía destapada, con las orejas mutiladas y su lomo pintado con la inscripción ELN.

El libro se distribuirá con ayuda de Fecode y la CUT y tendrá una dedicatoria especial: “A la oposición que no necesitó hacer nada, nosotros no supimos cómo hacer todo".