Carne y salud

Agustín Angarita Lezama

El informe de octubre de 2015 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) denominado “carcinogenicidad del consumo de la carne roja y de la carne procesada” ha generado múltiples controversias, no todas apegadas a evidencias, y sí muy cerca a especulaciones y creencias.

El informe explica que la carne roja queda clasificada en el grupo 2A: probablemente cancerígena, por presentar evidencias limitadas, es decir, existe una asociación positiva entre el consumo de carnes rojas y el desarrollo de cáncer colorrectal. Las carnes procesadas quedaron en el grupo 1: cancerígena por suficiente evidencia. Vale decir, se encontraron pruebas convincentes de que la carne procesada produce cáncer, especialmente cáncer colorrectal y de estómago.

Según la OMS, se denomina carne procesada “a la que ha sido transformada a través de la salazón, el curado, la fermentación, el ahumado u otros procesos para mejorar su sabor o su conservación. La mayoría de las carnes procesadas contienen carne de cerdo o carne de res”. Ejemplo: perros calientes, salchichas, jamones, salchichones, carnes en conserva, carne seca o cecina, en lata y salsas a base de carne. Al parecer las aminas nitrogenadas y otros aditivos que se usan para la conservación de la carne serían los responsables de este mayor riesgo de cáncer. El consumo diario de 50 gramos de carne procesada aumenta el riesgo de contraer cáncer en un 18%.

Esto no quiere decir que hay que suspender el consumo de carne, pero sí moderarlo mucho. Además estudiar cada caso en particular. Mi experiencia como médico con más de 30 años de práctica profesional ininterrumpida, me ha demostrado los problemas de la carne. Daré algunos ejemplos.

Los pacientes con artritis grave los trato inicialmente con limpieza corporal. Les ordeno ayuno con frutas, sauna casero y lavados intestinales especiales; luego una dieta sin carnes, huevos ni derivados de la leche. Generalmente la recuperación es espectacular. Luego se da tratamiento con terapia neural, naturismo, apoyo mental y familiar. La mejoría es muy significativa. Los pacientes que han retornado al consumo de carne, han recaído.

Cuando un niño sufre de amigdalitis a repetición, sinusitis, asma bronquial, infecciones en piel o en orina, hago tratamiento biológico y recomiendo suspender azucares refinados y la carne de cerdo. Los padres aceptan relativamente fácil y los niños a regañadientes. Pero la mejoría es evidente. No obstante, los niños presionan a padres, abuelos y familiares y pronto vuelven a pizzas, perros calientes, hamburguesas, cávanos, salchichas, etc. A los pocos días reaparecen las dolencias. Con el tiempo los padres aprenden que cada vez que consumen carne de cerdo o dulces, aparece de nuevo la enfermedad.

Hay pruebas de que el cáncer de seno tiene alto componente genético. Si una mujer tiene antecedentes familiares de este cáncer, además del examen diario preventivo, debería suspender la carne de cerdo y la leche. Si ya sufrió cáncer de mama y lo superó, debería entonces erradicar para siempre la carne de cerdo, carnes procesadas y la leche. Eso me lo ha enseñado atender a más de 25 mil pacientes en mi vida.

*Especialista en Medicina Biológica

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