Al rescate de la ética y los valores perdidos

Carmen Inés Cruz Betancourt

Los días anteriores han estado cargados de noticias que evidencian que la ética y los valores que solemos defender se han extraviado. Algunas de esas noticias no son nuevas, solo reportan ciertas novedades.
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Una, devastadora, involucra a un candidato a la presidencia del país en 2014, que según confesión de un testigo de las propias entrañas de la campaña, aceptó US$1.6 millones de la multinacional brasilera Odebrecht para financiarse. Otra es el multitudinario recibimiento en  Sahagún/Córdoba, al político Ñoño Elías, después de pasar 6 años en la cárcel por múltiples delitos de corrupción. Otra más, la publicitada campaña del llamado “Hombre Marlboro” que después de pasar 18 años en la cárcel en USA por delitos relacionados con contrabando y narcotráfico, ahora quiere ser alcalde de Maicao, para lo cual dice haber recogido más de 63 mil firmas de entusiastas seguidores. 

Se suma el anuncio del Presidente Petro, con el entusiasta apoyo de su Vice, de que “bonificarán a jóvenes del Chocó, nó para exaltar su buen comportamiento ciudadano, sino para que no maten”, postura que ha sido repudiada aún por vecinos de la zona. Completa el panorama la declaración de Violeta Arango, quien dirigió el atentado en el Centro Comercial Andino en Bogotá (junio 17-2017), en el que murieron tres inocentes ciudadanos, y hoy en su condición de “Gestora de Paz”, afirma contundente que: “pertenecer al ELN es un proyecto de vida para los jóvenes”.

También está el reporte de la Oficina de Transparencia de la Presidencia: “… entre 2010  y lo corrido de 2023 las autoridades recibieron 57.582 denuncias asociadas con corrupción y 93.99% se quedan en la impunidad, sin condena, capturas o en etapa de indagación: Un mar de impunidad”, que pone en evidencia la extrema inoperancia  del sistema de justicia y explica el abrumador crecimiento de la criminalidad porque los delincuentes tienen la certeza de que nada les pasa, y si algo falla, será después de tanto tiempo, que pueden contar con las artimañas de sus defensores y aliados para lograr la prescripción de sus casos. 

Después de este sucinto recuento, la gran pregunta es: y ¿dónde están la ética, los principios y valores que decimos defender ?

Para no sucumbir en la desolación, cabe destacar al menos una buena noticia, el fallo positivo para Colombia en el Tribunal de la Haya, en el litigio con Nicaragua, que reviste enorme importancia y, por sobre todo, demuestra que es posible actuar bien y lograr buenos resultados.

No hay duda, el escenario es desolador, pero darnos por vencidos no es la opción. Tenemos derecho a la Esperanza, pero mucho más tendremos que hacer para superar tan graves males en un país con un enorme potencial, que lamentablemente no hemos sabido defender. Para comenzar, es imperativo que entendamos que este endiablado proceso electoral, que encarece artificialmente las campañas, propicia que quienes ganen sean principalmente los que han acumulado poder esquilmando al Estado; esas castas politiqueras, caciques y gamonales que se alían para mantenerse en el poder. Es entonces el momento para decir: Basta ya de elegir corruptos e ineptos, es tiempo de recuperar la ética y los valores perdidos. 

La tarea es evitar que tanta gente buena caiga en la trampa de creer que deben votar por delincuentes para mantener las migajas que les dan, o sucumben ante la coacción y las amenazas. Trabajemos para asegurar que el próximo 29 de octubre los colombianos decidimos votar solo por conciudadanos honestos e idóneos. Lo debemos a nuestros jóvenes y a los hijos de sus hijos; solo entonces podremos generar hechos positivos que permitan construir un futuro digno para todos. 

CARMEN INÉS CRUZ

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