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“… La política pierde terreno en todo el mundo, la gente ya no cree en ella y eso es muy peligroso”. Aristóteles nos dice: “Si no quieres estar en política y prefieres quedarte en tu vida privada, luego no te quejes si los bandidos te gobiernan”. ¡Mejor dicho, imposible !
Entonces, procede la pregunta: ¿Cómo pedir que Colombia supere las calamidades que enfrenta si nada hacemos para lograrlo? Bien lo decía el Arzobispo Rueda en una de sus homilías: “…la esperanza debe ser activa, combativa, y no pasiva...”. No podemos sentarnos a esperar pasivamente que las cosas cambien, la vida no funciona de ese modo.
Son consideraciones pertinentes cuando, por graves desaciertos en el manejo del Estado, Colombia está sumida en un pantano de corrupción, impunidad e inequidad social; la hambruna lacera una amplia proporción de la población, igual que el desempleo, la violencia, la inseguridad y la desesperanza. En este contexto resulta inaudito que haya quienes continúen afirmando que “no les importa la política”, porque es tanto como decir que no les interesa el presente ni el futuro suyo, ni el de su familia y sus descendientes.
Hay razones válidas para ser escépticos y considerar que muchos de los candidatos a las elecciones regionales del 29 de octubre próximo son “más de lo mismo”, pero la respuesta inteligente no es dar la espalda y permitir que se perpetúen. Nuestra responsabilidad es elegir personas honestas, confiables, responsables, con preparación y talante para garantizar buenos gobiernos; y si bien es posible que no se encuentren candidatos que satisfagan las expectativas al 100 %, sí hay personas con méritos en quienes podemos confiar, por ello debemos analizarlos con máxima agudeza.
Sobre esa realidad he reflexionado mucho y he tomado la decisión de apoyar al maestro William Ospina a la Gobernación del Tolima, a quien considero la mejor opción para este momento del departamento, así que a la hora de votar marcaré su nombre con la certeza de que él sabrá rodearse de un excelente equipo para trabajar arduamente por el desarrollo de todos los municipios, sin distingo alguno.
Respecto a la Alcaldía de Ibagué, y ante la dispersión de candidatos “alternativos”, entre quienes se encuentran personas valiosas que infortunadamente no lograron acuerdos para sumar fuerzas conducentes a conformar una tercería competitiva, hay quienes asumen como inminente que gane uno de los candidatos de las maquinarias politiqueras que se han instalado en la capital. En consecuencia, considero que la mejor opción es el voto en blanco. Así que para la Alcaldía de Ibagué, mi voto será en blanco, con la expectativa de que sume el 50 % más uno de los votos válidos, de tal modo que proceda repetir las elecciones, por una sola vez y con nuevos candidatos (Sentencia C-490 de 2011/Corte Constitucional)
Por supuesto, es imperativo asegurar que se eligen los mejores nombres para la Asamblea, los Concejos y Juntas de Acción Comunal. Es una responsabilidad ineludible.
Colombia y sus regiones no aguantan más calamidades. La buena noticia es que elegir buenos gobernantes está al alcance de nuestras manos, en los votos que debemos depositar el próximo 29 de octubre. Que no nos quede duda, los ciudadanos somos los responsables de elegir bien para superar la tragedia que significa mantener en el poder a politiqueros que profundizan la miseria y que con engaños compran voluntades para su exclusivo beneficio, mientras la comunidad padece enormes carencias.
Por todo lo anterior es justo pedir: ¡Piedad con el Tolima!
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