Juegos que dejan huella

Columnista Invitado

Finalizados los Juegos Olímpicos versión 2024 en París, revividos en 1896, no sobran reflexiones sobre sobre sus efectos sociales y proyectivos, porque en técnicas deportivas en las especialidades me declaro ignorante, como sucedió a la gran mayoría que vio en las pantallas sin entrar en bambalinas, fracasos y éxitos entendidos como la suma de pequeños esfuerzos constantes, día tras día.
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La inauguración espectacular, variada, cargada de simbolismos sobre el presente y el pasado del pueblo francés, con el tradicional buen gusto que lo caracteriza. Algo que no se vio en la clausura; desde el momento que la alcaldesa de Los Ángeles, sede de los próximos juegos, recibió el pabellón olímpico para su traslado a tierra americana, el espectáculo cambió de calidad: se hizo visible el proverbial mal gusto gringo.

Fueron estos juegos oportunidad repetida para exaltar valores como la paz, herencia de la filosofía inicial, hace más 100 años; de hecho el símbolo olímpico -diseñado por Pierre de Coubertin en 1913, un año antes del inicio de la I Guerra Mundial, con sus colores universales azul, amarillo, negro, verde y rojo sobre fondo blanco, nos representa a todos en asamblea deportiva elevada a la máxima capacidad en esfuerzo participativo de cada nación asistente, que no pocos han intentado convertir en puja política apéndice de la Guerra Fría. Sin embargo, los Juegos Olímpicos dan para miradas diversas; hay quienes los miran con lascivia por los cuerpos esculturales y ebúrneos de las y los atletas, por el talento magistral desplegado y cada vez más por el sentido comercial en todos los sentidos; " pensemos -escribe el médico Jaime Calderón en este diario 15-08-24- si los Juegos Olímpicos se han desvirtuado hasta convertirlos en un espectáculo más para generar dinero con el esfuerzo y la ilusión de miles de deportistas, generando más frustraciones que satisfacciones, estimulando la competencia humana en lugar de la cooperación… “. También los Juegos Olímpicos expresan desigualdades sociales entre países, con resultados desiguales: países sin medallas desde su ingreso hace décadas y EEUU que ya perdió la cuenta.

¿Algo o mucho de esto se puede decir del estado al cual han llevado al deporte en Colombia y no por culpa de este gobierno? ¡Qué diferencia con el espíritu deportivo inicial! Cuerpo sano en mente sana parece ser la meta a pesar de los pesares; aquí donde es fácil torcer destinos, el juego es confrontación violenta, un espectáculo deprimente de miedo cuando de fútbol se trata, sobre todo; de componendas y negociados que en nada reflejan el motivo inicial: servir de convivencia y relax entre humanos para nuevas jornadas de trabajo generadas por la Revolución Industrial, aplicando otro concepto de tiempo libre


 

Libardo León Guarín

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