¿Dónde están los líderes?

La crisis económica que azota a las principales potencias y que a juicio de la directora del Fondo Monetario Internacional abarcará a todo el planeta, deja un interrogante muy grande que pone en tela de juicio la capacidad de los principales líderes mundiales para sortear las profundas dificultades de la hora.

Mientas el tiempo avanza, la desesperación crece y las fórmulas de solución no aparecen, pues todo lo que se ha diseñado no ha sido apropiado y la crisis continúa su curso devastador en medio de las enormes preocupaciones que suscitan los hechos desconcertantes que todos los días se observan en los países implicados: protestas, crecimiento del desempleo, disminución de la calidad de vida, bajas en la producción y crecimientos preocupantes de la deuda.

A todo esto, el panorama de la acción de los líderes implicados reviste una preocupación sin precedentes: Obama decrece todos los días en popularidad; el Presidente del Gobierno español apresuró su renuncia y convocó a elecciones; el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, anuncia también su despedida y lo propio hace el de Italia, Berlusconi, quien también está en retirada y se refiere a su territorio gobernado como “país de mierda”. Pero ni hablar de Grecia, en donde el desconcierto es total e Inglaterra en donde las protestas son pan de cada día.

Y mientras el dólar y el Euro alcanzan niveles de desconfianza inquietantes, el Yen japonés se debilita, las bolsas del mundo se descuelgan y la producción en China se desacelera.

Y aquí es donde cabe la pregunta angustiosa: ¿Dónde están los líderes? El liderazgo implica un proceso influyente y de generación de objetivos claros y efectivos a un proceso común que esté en capacidad de aflorar optimismo y confianza. Pero eso no se ve ni siquiera asomar, mientras el tiempo pasa y pasa y el desconcierto crece y crece, dejando a su paso huellas negativas y funestas que causan daño y atraen el pesimismo y el desconcierto.

¿Será que los líderes mundiales están dormidos? ¿Será que el mundo se ha equivocado garrafalmente en la escogencia de sus actuales conductores? ¿Será que el ocaso melancólico ha envuelto a la comunidad de las naciones, a los organismos internacionales y a los hombres que han forjado un nombre y que en otros tiempos han emprendido las grandes batallas?

Todo es oscuro y las pocas luces que asoman no son más que destellos efímeros, que lejos de producir hechos alentadores, terminan es marcando evidencias de penumbras que alientan la confusión.

Credito
EDUARDO DURÁN GÓMEZ

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