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A diferencia de la izquierda tradicional, en el Centro no tomamos partido automáticamente a favor de los sindicatos, pues nuestra prioridad no son los funcionarios sino los ciudadanos. Fecode ha logrado pensionar a los docentes 6 u 8 años antes que sus compatriotas, también que sean los únicos con posibilidades de doble ingreso público (salario y pensión) hasta los 70 años, sin importarle la necesaria renovación del cuerpo docente de un país que ocupa el último lugar de las pruebas Pisa en la Ocde. Con una calificación máxima de 7, en lectura solo el 1,5 % alcanza el nivel 5 y el 40 % está por debajo del nivel 2.
Pero a los empleados de la salud nadie los apoya ni defiende. No les pagan cumplidamente y pese a estudiar la carrera más costosa, los médicos ganan menos de la mitad de los jueces y tienen las peores remuneraciones. No obstante, según la ACHC ocupamos el puesto 48 entre 99 países evaluados, con un índice de 80.6 sobre 100, por encima del promedio general (74.4). En el Centro creemos en un salario justo para estos admirables servidores. Una reforma que no nivele sus ingresos sería absurda, luego de su denodado sacrificio en estos tiempos de pandemia.
Un tema que nos aparta de la derecha es la seguridad. Aprovechando el conflicto Rusia – Ucrania, los señores de la guerra revivieron la supuesta necesidad de malgastar $US4500 millones en 24 aviones Phantom 16. Colombia no debe caer en el peligroso juego geoestratégico de una nueva guerra fría. El énfasis hay que ponerlo en la Seguridad Humana. La tranquilidad de las familias en su vecindario, del estudiante en los alrededores de la escuela o universidad, del trabajador que se transporta a la fábrica u oficina o lleva alimentos, de los asentamientos urbanos en zonas provistas de servicios esenciales como acueducto, alcantarillado y libres de amenazas de desastres naturales, aspectos que están por encima del gasto militar para defendernos de un hipotético ataque del tirano Maduro.
Otro punto de la agenda del Centro es el desarrollo rural. Nuestra seguridad alimentaria exige inversiones cuantiosas en infraestructura. Vías terciarias, centros de acopio que hagan competitiva la economía campesina y frenen el despoblamiento del campo. Hacer de nuestros pequeños municipios, veredas y corregimientos un vividero viable para los jóvenes que lo abandonan.
En relación con la mentada seguridad jurídica, pensamos que no puede convertirse en el parapeto de los corruptos para capturar las rentas públicas, depredando el medio ambiente y saqueando a su antojo las arcas del Estado, con la complicidad de los clanes políticos.
Estos son algunos de los planteamientos del Nuevo Liberalismo, por cuya lista al Senado votaré, con la esperanza de elegir a Guillermo Pérez Flórez, nuestro inteligente paisano. El Centro es la opción para salir de la estúpida y costosa polarización, que ahora nos quieren internacionalizar. ¡Ni un paso atrás!
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