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Cabe esperar que el Nuevo Liberalismo continúe la lucha de sus fundadores por la renovación de las costumbres políticas, y le fije fronteras a la corrupción y a la politiquería. Es lo que la inmensa mayoría de colombianos anhela, independientemente de su color político, condición social, credo religioso o preferencia sexual. Y que lo haga sin cálculos electorales ni relativismo moral, como lo hiciera Luis Carlos Galán cuando rechazó la adhesión de Pablo Escobar y Jairo Ortega. Se necesitan opciones modernas y democráticas, que entiendan y vivan la política de una forma diferente a la actual, que privilegia lo mecánico, la componenda y la chequera. El rechazo generalizado hacia a los partidos que muestran las encuestas no es gratuito, es la consecuencia lógica de un agotamiento, de un hastío con prácticas que desvirtúan la esencia de la política y deslegitiman las instituciones democráticas. Colombia no quiere más de lo mismo.
El partido más afectado por el renacimiento del Nuevo Liberalismo podría ser el Liberal. Se vislumbra un pleito entre el liberalismo viejo y el nuevo. Los inconformes y desencantados con la jefatura de César Gaviria ahora tienen una opción. El electorado liberal no es domesticable, como se ha demostrado históricamente. Un ejemplo reciente: en 2018 su lista de senado obtuvo casi seiscientos mil votos menos que sus listas de cámara. La mayoría de esos votos se fueron hacia Antanas Mockus, que obtuvo 540 mil, el 41% de la votación del partido Verde. ¡Tremendo! Porcentualmente, mucho más de lo que Álvaro Uribe le aportó al Centro Democrático (34.8%). En este orden de ideas, también los ‘verdes’ se verían afectados, sobre ahora que Mockus no encabezará su lista de senado. Igualmente es posible que se frene la fuga liberal hacia el petrismo. La estrategia del líder de Colombia Humana es tomarse las bases liberales, apropiándose de la herencia progresista del liberalismo, ahora le quedará más difícil, dependiendo de las propuestas que haga la resucitada organización. El fallo de la Corte tiene un elemento adicional trascendente, produce efectos ‘inter comunis’, ampara los derechos no solo de quienes interpusieron la tutela, sino de terceros con circunstancias comunes. Pongamos por caso a Ingrid Betancourt. Verde Oxígeno perdió la personería por su secuestro, si pide que se la devuelvan tendrían que dársela. Igual Salvación Nacional de Álvaro Gómez y quién sabe qué otros movimientos. Que surjan nuevas formaciones va a descuadrar el tablero. La dictadura de los avales, que venían ejerciendo los partidos de manera casi extorsiva, toca su fin. Aún es pronto para dimensionar los efectos de la decisión de la Corte Constitucional, en medio de esta honda crisis económica y social, y del hartazgo político que existe. Soplan vientos de cambio que podrían remover la hojarasca de la podredumbre electorera. ¡Permita Dios! Es lo que necesita Colombia.
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