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¡Pues claro! Se las robó desde antes de que se llevaran a cabo, al impedir que votaran los venezolanos en el exterior (más de cuatro millones); se las robó inhabilitando candidatos y poniéndolos presos; se las robó amenazando con un baño de sangre si no ganaba, un libreto similar al de Diosdado Cabello en 2020, cuando decía que quien no votara no comía; se las robó al no permitir observadores internacionales; y se las robó el mismo día de las elecciones, al no publicar las actas de votación, ni aceptar el reconteo de votos.
A Maduro se le ha subestimado. Y él es un maestro del engaño. Algunos ‘analistas’ dicen que es un burro, y se ríen de él, pero luego quien triunfa es él. ¿Se acuerdan del ‘oso’ de Duque cuando aseguraba que “… la caída de Maduro es cuestión de horas”, y le tendía tapete rojo a Guaidó con honores presidenciales en las trochas de la frontera? ¿Se acuerdan del concierto del millonario Richard Branson para recaudar fondos destinados a ayuda humanitaria, que en realidad tenía como objetivo derrocar a Maduro? ¿Se acuerdan del ‘Grupo de Lima’? ¡Quién diablos se va a acordar de eso! ¿Se acuerdan que seguían instrucciones de Paul Bolton y John Abrams? ¿Se acuerdan del libro de Bolton, ex-asesor de seguridad nacional de Trump, reconociendo que ayudó a planificar golpes de Estado? ¿Se acuerdan que contó que el único comentario de Trump tras la visita de Lilian Tintori (esposa de Leopoldo López) a la Casa Blanca era que tenía trasero un ‘buenísimo’? Repaso todo eso y me da risa.
Me da risa Almagro, Secretario de la OEA, al oírle decir lo que dice, pues su gestión fue absolutamente nula de cara a las elecciones del 28 de julio, y la inútil OEA, que nunca ha servido para nada porque ha sido apenas un apéndice de la política exterior de Washington. Maduro se ha burlado de todos, otra vez, incluido Biden, nadie sabe por qué le liberó a Alex Saab y moduló las sanciones. Con Venezuela se han cometido muchísimos errores, desde que Bush en abril de 2002 patrocinó un golpe de Estado, que fracasó por la torpeza de quien pusieron a liderarlo, Pedro Carmona, el Edmundo González de la época.
Hacen bien Petro, Lula y AMLO al ensayar un nuevo libreto, y manejar esta crisis no con el corazón caliente, sino con un bloque de hielo en la cabeza y un pañuelo en la nariz (vieja expresión de Rómulo Betancur). Ojalá que no subestimen a Maduro, no sea que también se ría de ellos. El pueblo venezolano haría bien entender que su destino está en sus propias manos y en las de nadie más. Salir, pacífica y multitudinariamente, sin caer en provocaciones. Da dolor ver cómo muchos avivatos tratan de instrumentalizar su tragedia y de sacar partido sin importarles repetir los mismos errores de todos estos años. Se podría escribir un tratado sobre la candidez, la ingenuidad y la idiotez, en el sentido moderno del término, y también en el sentido griego. Perdonen que me ría.
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