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Surge otra vez la duda sobre la verdadera vigencia en nuestros tiempos de la antigua dicotomía entre ideologías políticas de “izquierda” e ideologías políticas de “derecha”, e incluso hay quienes pretendiendo andar por la línea del medio, rememoran el concepto de “tercera vía” el cual -hace ya más de un siglo- Lenin el célebre político, filósofo y Presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, definió como un “utopismo traicionero producto del reformismo burgués” y luego en un discurso descalificó afirmando que “la condena de la dictadura y un sentido democrático son particularmente fuertes entre esos argumentos. La falsedad e hipocresía de este argumento, repetido mil veces en la prensa capitalista y en la Conferencia Internacional Amarilla en Berne en febrero de 1919 son obvias a todos los que se niegan a traicionar los principios fundamentales del socialismo”. Este concepto ya secular de “tercera vía” volvió a estar de moda hace una década, esta vez en voz de renombrados políticos internacionales como el inglés Tony Blair, el estadounidense Bill Clinton, la chilena Michelle Bachelet y en Colombia, en boca del presidente Juan Manuel Santos.
Independientemente de la discutible vigencia de la mencionada dicotomía de ideología política de “izquierda – derecha” y de la teoría ecléctica de la “tercera vía” que reaparece en la historia periódicamente, los resultados de las elecciones de los últimos años en diferentes partes del mundo nos muestran que los votantes hoy se rigen más que por las ideologías (izquierda-derecha), por el desempeño de los gobernantes. Es decir, se guían por el desarrollo de temas “sensibles como crecimiento económico, reducción de la pobreza/desigualdad, la seguridad, la salud etc…” y de sus resultados y avances concretos.
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