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Pocos saben que esta Asamblea la conforman 193 estados miembros. Los seguidores de las diferentes posiciones políticas escuchan a sus líderes e ignoran a los demás. En sí, una función principal de este escenario, cada vez más inocuo, es promover debates y formular recomendaciones en diferentes temas como paz, desarrollo sostenible, derechos humanos, entre otros.
El pasado 24 de septiembre, el presidente Gustavo Petro hizo su intervención en este recinto. Muchos de sus críticos señalan que el discurso, refleja su ideología de izquierda, criticando el modelo capitalista global, la necesidad de redistribuir la riqueza y enfatizando en la protección del medio ambiente. Esto que no gusta a sus detractores, por el contrario, le parece genial a las corrientes progresistas del mundo.
Algunos analistas de discursos plantean que Petro, en su intervención, pretende reconfigurar narrativas globales sobre el cambio climático y la justicia social. El presidente señaló que “hoy las cosas están peor que hace un año”, llamando la atención en que se han quemado en la Amazonía, 11 millones de hectáreas en los últimos 365 días. Algo tremendamente preocupante si se considera que este territorio es el pulmón del mundo y viene siendo destruido por la avaricia de un conjunto de actores que solamente ven el negocio.
Petro arreció sus críticas sobre las asimetrías, como cuando señala que un fenómeno tan desafiante como la crisis climática es generado por el 1 por ciento más rico de la humanidad, una riqueza medida en CO2 emitido y no en dólares. Esa minoría señaló, “no actúa tanto para cambiar las economías hacia la descarbonización y se opone a acabar el mundo del petróleo y del carbón, porque es su propia fuente de riqueza”.
En un tono dramático manifestó que: “Pues bien, la selva amazónica se está quemando, las campanas ya doblan por todo el planeta, por ti, por nosotros, por la vida y la humanidad, como dijera Ernest Hemingway, las campanas no solo doblan por ti sino por toda la vida. Ha comenzado el fin”. Una estrategia discursiva para movilizar apoyos internos y el de otros países en todo el mundo que se sentirán emplazados a hacer algo para revertir esta situación.
Muchas otras cosas se podrían resaltar de esta intervención. Su mensaje contundente y claro sin duda busca aumentar la presión internacional sobre los países desarrollados para que se comprometan seriamente en medidas contra el cambio climático. Además, pretende posicionar a Colombia como un líder mundial en la defensa del medio ambiente y particularmente de la Amazonía y claro, consolidar su imagen como líder global que reivindica la justicia social y ambiental no solo en nuestro país sino también a nivel internacional.
Como colofón podría señalarse que nuestro país, con su mandatario a bordo, cada vez adquiere mayor relevancia en los escenarios internacionales y con las contradicciones razonables que se puedan tener con sus posiciones políticas, ha logrado poner a pensar al mundo entero en la ineluctabilidad del fin sino enderezamos el rumbo.
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