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En primer lugar, esta situación deja claro que no hay nada más importante que la vida, que cada minuto debe ser tan valorado como el tesoro más codiciado, que el equipaje que hoy necesitamos es ligero y tiene que ver con la salud que obliga a poner en práctica una serie de comportamientos, que beneficie a quien los ejecuta y en consecuencia a los otros.
Por ejemplo, hoy todos sabemos que sin tapabocas no debemos dirigir la palabra ni permitir que otros lo hagan, porque una gota de saliva bastará para crear la más grave tragedia cuando las defensas están bajas por cuenta de una inadecuada alimentación, de la obesidad, la diabetes, la presión arterial elevada, una vida sin alegría, depresión, entre otras.
Esta etapa que nos pasa una inaceptable cuenta de cobro cuando a diario tenemos que decir adiós, nos deja como reflexión, que hay que valorar las pequeñas cosas que se convierten en fundamentales, que las discusiones sin sentido pierden importancia cuando la vida es incierta, que es más urgente reír, elevar endorfinas para ganar felicidad que redunde en salud, que se hace necesario dar buen trato a los otros, hacer uso de la prevención en todo lugar y circunstancia.
La salud mental está afectada, unos y otros manifiestan con sus actos conflicto emocional, estrés provocado por el miedo a la muerte y por lo tanto al contagio.
Me asombra saber que muchas personas con síntomas pero que finalmente no han sido positivos, son expuestos en los diferentes centros hospitalarios a contraer el virus cuando son ubicados al lado de quienes se encuentran en estado crítico, por cuenta del invisible asesino.
Nos preocupamos más por nuestros intereses que por nuestros propios derechos, tenemos derecho a ser bien atendidos, bien tratados, respetados, pero poco de esto ocurre.
No entiendo por qué en ciudades como Cartagena, las UCI tienen solamente el 65 por ciento de las camas copadas, cuando están recibiendo permanentemente turistas del mundo y, en nuestro departamento donde nuestros mandatarios han hecho esfuerzos suficientes para proteger la vida de los ciudadanos, no se encuentran camas disponibles.
Es evidente que el comportamiento preventivo de un buen porcentaje de los habitantes del Tolima, no ha sido el más adecuado, incluso por la falta de cuidado que se ha vivido en reuniones familiares, con miembros ajenos al círculo diario de convivencia.
Les dejo estas preguntas: ¿Qué debe cambiar este año para alcanzar la felicidad al lado de los suyos?
¿Qué tipo de competencias debe fortalecer para ser un sujeto que aporte a la salud de los suyos?
¿Es Ud. consciente de que sus palabras y actitudes pueden convertirlo en un miembro tóxico para su familia y en consecuencia ser uno de los seres que afectan la salud mental y física cuando este lapso exige transformaciones urgentes como miembro del principal núcleo de la sociedad?
¿Está Ud. aportando al buen clima emocional y le da tranquilidad, seguridad, respeto y garantías a quienes viven bajo el mismo techo?
Aún estamos a tiempo de hacer transformaciones, tal vez mañana sea demasiado tarde.
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