Sobornos a congresistas

Jaime Eduardo Reyes

Las recientes noticias de corrupción que involucran a la Ungrd, a funcionarios del gobierno nacional y a los presidentes del Congreso de la República han enviado, nuevamente, un mensaje de desesperanza sobre cómo algunos políticos corruptos se roban el dinero de los impuestos de los contribuyentes y se mantiene a la gente màs vulnerable en la indignidad humana.
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Ver que el dinero que debería ser utilizado para disminuir la pobreza y el hambre, para resolver los problemas de comunidades más necesitadas, es robado tan ramplonamente por quienes han gozado del favor popular para representarlos debería ser suficiente para no volver a confiar ni votar por los políticos corruptos. 

Desafortunadamente la historia muestra que esta clase de políticos se dan sus mañas para perpetuarse en el poder. Existe un mecanismo que se reedita y se fortalece con el paso de los años y de los gobiernos, un mecanismo que no tiene distinción política ni ideológica.   

Por lo que nos han contado, todo parece indicar que la compra del Congreso de Colombia por parte del Ejecutivo Nacional pasó de la asignación de auxilios parlamentarios y cupos indicativos a entregarle dinero en efectivo a los presidentes para que se promoviera la aprobación de proyectos de ley. 

El mecanismo permitía que los parlamentarios se quedaran con parte de los auxilios, también permitía que congresistas vendieran sus cupos, y hoy se nos informa que el mecanismo tiene una máquina de sobornos de fajos de 50 y 100 millones de pesos para que 15 congresistas voten como el gobierno les diga.

El mecanismo de corrupción pública se ha fortalecido de tal manera que lentamente ha ido convirtiendo la corrupción en un tema tolerable para muchos e inclusive es un antivalor socialmente admitido, algunos esperan que les toque algo del ponque.

Desafortunadamente, aunque los electores conocen esta situación y según las encuestas es un problema sobre el cual hay que trabajar, los políticos que han enarbolado la bandera de la transparencia y la lucha contra la corrupción se han ido quedando solos, algunos medios de comunicación se hacen de la vista gorda esperando la contratación estatal, los medios alternativos no tienen la suficiente fuerza política, y las necesidades de los electores los lleva a mirar para otro lado y a priorizar otros temas al momento de votar.

A medida que los ciudadanos dependan más del estado, de que haya menos sector privado los niveles de corrupción van a aumentar. Recordemos a Carlos Gaviria: el que paga para ganar, llega para robar. Hay que cuidar los recursos de la salud y de las pensiones, nadie entrega coimas de 4 mil millones de pesos para que se aprueben reformas sin esperar nada a cambio de futuros negocios.

Los colombianos esperamos que la justicia investigue todos los casos de corrupción, esperamos que actúe, que no se deje comprar, que no haga parte del mecanismo, en este caso que diga los nombres de los congresistas y ministros implicados, y por supuesto que los condene.

Jaime Eduardo Reyes

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