PUBLICIDAD
Ante la crisis, diferentes sectores han exhortado a la Mesa de Negociaciones a lograr una reunión extraordinaria; sin embargo, son muchos los pendientes para acordar una prórroga que no sea más que una claudicación gubernamental.
Primero: Ante la compleja situación interna de Venezuela, uno de los principales países garantes, lo aconsejable es esperar a que haya claridad sobre su situación política.
Segundo: El Sexto Congreso del ELN se realizó en junio y se esperaban sus pronunciamientos para superar la crisis, pero no dio luz alguna. Más allá de la retórica “voluntad de paz” de siempre, acompañada de los mismos cuestionamientos y la ratificación de la continuidad de la lucha armada, guardó silencio sobre el secuestro, las extorsiones, los hostigamientos a la población y la violación de los DD HH en las regiones donde ejercen control territorial para proteger rentas ilícitas.
Tercero: También está congelado el Mecanismo de Monitoreo y Verificación, sin el cual el cese al fuego es una burla, pues el ELN lo ha saboteado desde octubre de 2023 y hoy son cientos los casos de incumplimientos sin evaluar y sin pronunciamiento de la Misión de la ONU, su vocero oficial.
Cuarto: En los territorios, la condición de cese al fuego no se compadece con la realidad de violencia. Sigue pendiente la situación de los secuestros en Arauca y la eventual responsabilidad del ELN en el cierre, por extorsión, de la extractora de aceite de Palma en el Catatumbo, que compromete miles de empleos, como se evidenció en una marcha multitudinaria en Tibú, una región que lucha por sacudirse la maldición del narcotráfico.
La pregunta es: En un escenario de suspensión de negociaciones y de cese al fuego… ¿qué hará el ELN el 4 de agosto? ¿Acaso escalará la violencia?, ¿es eso lo que buscan? Las FF AA están advertidas de la “lógica del terror” con la que pretenden ablandar al gobierno y a la sociedad.
Tantos pendientes colocan al proceso en un “punto ciego”, así se lo manifesté al presidente Petro para que considere una eventual suspensión por parte del Gobierno, no impuesta por el ELN, hasta aclarar los obstáculos a las negociaciones.
Mi gran preocupación: Existe una dicotomía entre la actitud de los negociadores del ELN, con disposición de diálogo en medio de grandes diferencias, y los pronunciamientos de su Sexto Congreso, duros, belicistas y totalmente mudos sobre los compromisos que la Mesa y el país esperan para lograr las transformaciones que lo conduzcan a la paz.
¿Con cuál ELN estamos negociando para salir del punto ciego?
Comentarios