La otra guerra: la inseguridad cibernética

libardo Vargas Celemin

La inseguridad cibernética crece a un ritmo exponencial. Los ataques se volvieron noticia en el mundo. La frase sobre la tecnología escrita por el gran científico Albert Einstein adquiere plena vigencia “Temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad; el mundo solo tendrá una generación de idiotas”.
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Ese día ha llegado y ya somos víctimas, no solo de los robos individuales de cuentas, sino algo más grave, el secuestro de los datos de millones de personas, que les impide adelantar actividades básicas, como por ejemplo su desplazamiento aéreo o gestiones que tienen que ver con su salud. Igualmente han sido hackeadas instituciones encargadas de la seguridad nacional de países o focos centrales de economías nacionales.

Este fenómeno universal ha llegado a Colombia y la ha convertido en epicentro de sus acciones. Según el Centro Cibernético de la Policía Nacional “en todo el 2021 hubo 11.223 denuncias de ciberataques, mientras que de enero a octubre del 2022 la cifra se había multiplicado a 54.121”. La existencia de verdaderas empresas criminales dedicadas a estos delitos tiene un gran crecimiento y, aunque es casi imposible detectarlas, la efectividad de sus operaciones es más letal y mayor el número de personas en peligro, por la capacidad tecnológica, pues todo avance que se dé, es asimilado y transformado por estos “genios del mal” que cuentan con grandes recursos técnicos y humanos para adelantar sus fechorías.

El listado de empresas e instituciones colombianas que han sido víctimas de estos ataques es bien largo. A pesar de las reservas con que se maneja esta información, se sabe que han sido víctimas del hackeo entre otros: El Ejército Nacional, el INVIMA, ICBF, EPM y más recientemente las empresas del grupo Keralty, que tiene la EPS Sanitas, con cerca de cinco millones de afiliados. Esta semana también se conoció problemas en Audifarma, una importante distribuidora de medicamentos. La tendencia hacia las empresas de salud la explicó recientemente el exministro de las TIC y actual senador David Luna, al diario español “El País”, cuando afirmó que  estas empresas “tienen información privada de casi todos los colombianos (99 % de los ciudadanos están afiliados a una), y no cualquier información: saben sus enfermedades, hábitos o ingresos. Entre los hackers, una historia clínica vale oro”.

El problema para Colombia es grave, porque pese a los esfuerzos por perseguir a estos delincuentes, su infraestructura para ello es muy débil y las empresas invierten poco en su seguridad. Los expertos aconsejan generalizar campañas de prevención a través de una educación profunda sobre el manejo de internet y el uso de las redes sociales, sobre todo en niños y adolescentes.

Esta guerra tecnológica, es otra pandemia de mentes irracionales, para quienes los seres humanos poco importan.

 

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LIBARDO VARGAS CELEMÍN

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